Chronica, Vol. 2, Núm. 2, enero-diciembre 2023, ISSN 2953-3376, pp. 157-160

 

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MALVESTITTI Marisa y NICOLETTI María Andrea (Comps.), Salesianos lingüistas en la Patagonia y Tierra del Fuego. Buenos Aires: Ediciones Don Bosco Argentina, 2022, 179 páginas

 

Iván Ariel Fresia

Investigador formado IICE-Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación, Facultad       de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), Argentina

afresia@donbosco.org.ar

 

 

 

 

A poco de arribar a Buenos Aires, los misioneros y las misioneras que se adentraron en la Patagonia asumieron que el conocimiento de las lenguas, la valoración de las costumbres de los habitantes originarios y el reconocimiento del otro era imprescindible para una estrategia de evangelización, por supuesto, en el marco ideológico de finales del siglo XIX. De acuerdo con la mentalidad de la época, la propagación de la fe (Propaganda fidei) exigía que los pueblos originarios admitieran la existencia de un dios único y universal, y asumieran las prácticas de la nueva religión inculcada. Era difícil que los pueblos originarios no relacionaran el dios de los misioneros y misioneras con el dios de los vencedores y ocupantes de sus territorios ancestrales. Pero también es cierto que, en los misioneros y las misioneras, encontraran la posibilidad de un trato benévolo frente a la agresión y los abusos cometidos por los invasores.

Podemos preguntarnos hipotéticamente ¿por qué el dios de los misioneros podría ser misericordioso, acaso bueno y justo, si era el mismo dios de los militares y de los comerciantes inescrupulosos que los acosaban y arrasaban con su cultura y sus territorios? ¿Acaso los seres espirituales y deidades de la religión nativa no eran más buenos y justos, proveedores de la vida y de la muerte, del arraigo al paisaje y proveedor de los alimentos imprescindibles, de todo lo necesario para la producción y reproducción de la vida, aunque en situaciones naturales extremas? ¿Qué dios les inculcaban que sembraría la muerte, el desconcierto y la dispersión de los pueblos originarios? La aparición de un dios foráneo, el de los misioneros y misioneras, sin embargo, pudo traerles aparejado mayor comprensión y protección, en el marco del despojo y la confrontación a la que fueron sojuzgados por la cultura occidental y cristiana.

El equipo coordinado por María Andrea Nicoletti y Marisa Malvestitti, e integrado por Verónica Domínguez, Ana María Fernández, Ana Fernández Garay, Rodrigo González Vivar y María Emilia Orden muestran un esfuerzo inusitado por recuperar, interpretar y comprender los textos en sus contextos y los pretextos que le dieron origen, producidos en el norte y el extremo sur de la Patagonia y el archipiélago fueguino.

La conciencia de que un idioma es una creación original de un pueblo, que expresa su cultura y ethos particular queda atestiguado por el trabajo en equipo para lograr el descubrimiento, la valoración, la recuperación, la interpretación y la publicación de los vocabularios. La espiritualidad y las modalidades del culto no podrían transmitirse sin el conocimiento de las lenguas originarias. Como sabemos ahora, el mensaje debía tomar la forma de la lengua de los hablantes para que pudiera ser incorporado en la cultura propia mediante referencias espaciales, toponímicas, culturales y sociales. Si bien el conocimiento del mapuzungun, aonekko ‘a’ien, selk’nam, kawesqar y günün a yajüch, y la fijación en la escritura no tuvieron como finalidad la aceptación de la inconmensurabilidad del otro, sino la apropiación de un canal eficaz y eficiente para la trasmisión y comprensión de la nueva religión; no obstante, el aprendizaje de las lenguas por parte de los misioneros tuvo un efecto inesperado: la producción de textos y transcripciones del idioma hablado que recuperó el lenguaje cotidiano de esos pueblos y de sus culturas para la posteridad.

El trabajo realizado por el equipo de autores y autoras de este libro muestra los vocabularios, frasearios y oracionales como testimonios de la vida ordinaria de los pueblos originarios en contextos de misión a partir de las lenguas de los pobladores. El trabajo lingüístico realizado favorece a las claras la recuperación de la memoria y la construcción de una historia alternativa de los pueblos patagónicos y fueguinos a partir de la acción misionera, en el marco de la formación de los estados nacionales y de la actividad misional de la Iglesia en las tierras australes.

La composición y el contenido de las piezas son muy diferentes. Ello responde a los contextos, sujetos y finalidades particulares de su elaboración. Los autores de los textos son Molina, González, Gutiérrez, Borgatello, Beauvoir, Griffa, Zenone y Milanesio. Debe considerarse que los misioneros y las misioneras se expresaban en una lengua que no era la propia, condición ineludible para comprender erratas o malas interpretaciones en la confección de los vocabularios. No obstante, el texto escrito expresa una comprensión oral del lenguaje ordinario, generalmente referido a situaciones cotidianas, acciones domésticas, identificación de los elementos de la naturaleza, nombres propios, topografías y aspectos específícos de las creencias y la moralidad de esos pueblos. Los esfuerzos de traducción requerían recurrir a la experiencia del lenguaje ordinario, haciendo referencias a la situacionalidad y contextos geoculturales de los hablantes, para transmitir los significados complejos de la evangelización. La confección de los vocabularios, glosarios y gramáticas tuvo como finalidad el servicio a la evangelización y la trasmisión de la fe. Mediante la retención de palabras claves y de construcciones gramaticales simples, se trató de favorecer la enunciación, apoyar la pronunciación y la fonética, facilitar la comunicación y servir a la traducción de los contenidos indispensables de la nueva fe. Por ello, la construcción de los vocabularios obedecía menos a intencionalidades científicas, lingüísticas y académicas cuanto a facilitar la comunicación con los sujetos con esa cultura. La información recogida en los textos es muy valiosa porque ayuda a conocer aspectos específicos de los pueblos indígenas, las particularidades del espacio geográfico y los procesos comunicativos de misioneros y misioneras. El objetivo prioritario no fue la recuperación o “salvataje” de la cultura y la lengua de los pueblos originarios, aunque tuvo ese efecto secundario al desaparecer los hablantes.

Reitero nuevamente, el equipo coordinado por Nicoletti y Malvestitti logró una investigación ejemplar de lingüística histórica y de historiografía lingüística de los pueblos originarios patagónicos y fueguinos. Las y los autores construyen una historia de los y las hablantes y de los textos con importantes aportes a la sociolíngüistica de las lenguas de los pueblos de fuegopatagonia, reconstrucción que, a la vez, redunda en la comprensión de la acción de la Iglesia en la Patagonia austral y la misión salesiana en el extremo sur del continente. Estudio por demás necesario en el contexto de la memoria por el 150 aniversario de la llegada de los salesianos a América.