Chronica, Vol. 2, Núm. 2, enero-diciembre 2023, ISSN 2953-3376, pp. 55-89
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Itinerarios de santidad: trayectorias espaciales a través de la vida de Artémides Zatti
Holiness itineraries: the space trayectory through the life of Artémides Zatti
María Andrea Nicoletti
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio (IIDyPCa), Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), Argentina
mariaandreanicoletti@gmail.com
Profesora en Historia (Universidad Católica Argentina, 1986). Doctora en Historia de América (Universidad Complutense de Madrid, 1988). Investigadora Principal en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET, resolución1017/18), con sede en el Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio/Universidad Nacional de Río Negro. Investigadora del GERE (Grupo de Estudios sobre Religiosidad y Evangelización), del PROHAL (Programa de Historia de América Latina), del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, F. F. y L. UBA. Miembro de la Asociazione di cultori di Storia Salesiana, Roma, Italia. Docente de enseñanza media, superior y universitaria (Universidad Nacional del Comahue y Universidad Nacional de Río Negro). Área de estudio: Historia de la Patagonia. Proyectos de evangelización, prácticas religiosas y modelos educativos de la Iglesia católica en la Patagonia. Directora y codirectora de Proyectos de investigación relacionados con las prácticas religiosas y educativas en Patagonia, los estudios binacionales chileno-argentinos y los procesos de desarrollo culturales, sociales y religiosos en Patagonia. Coautora junto a Pedro Navarro Floria de textos de divulgación sobre Historia de la Patagonia: Confluencias, una breve historia del Neuquén (2000); Historia del Neuquén (2015); Río Negro, mil voces en una Historia (2005); Historia de Río Negro; Los que llegaron primero. Historia indígena del sur argentino (2008) y las enciclopedias: El Gran Libro de la Patagonia (1997), El Gran Libro de la Provincia de Neuquén (2001) y El Gran Libro de la Provincia de Río Negro (2005). Autora de artículos en revistas científicas. Participa en congresos nacionales e internacionales en su temática y dicta conferencias y seminarios. Sus libros son: Indígenas y misioneros en la Patagonia. Huellas de los salesianos en la cultura y la religiosidad de los pueblos originarios (2008); Estado e Iglesia en la Patagonia. Repensando las misiones salesianas junto a Ariel Fresia y Juan Picca (2016); Ceferino Namuncurá, representaciones de una figura histórica (2019); Patagonia: misiones, poder y territorio (1879-1930) (2020). Coeditora, autora y coautora de la colección de los Libros del Taller binacional: Araucanía Norpatagonia: cultura y espacio.
Pamela Alarcón
Archivo Histórico Salesiano de Argentina Sur (AR-AHS ARS) Sede Bahía Blanca, Argentina
Profesora y Licenciada en Historia (UNS). Experta en archivística y gestión documental (UFASTA). Diplomada en Archivística por la Universidad Nacional Tres de Febrero. Miembro de Associazione Cultori di Storia Salesiana Mundial y Argentina (ACSSA y ACSSA-A). Docente de Salesianidad por el CSRFP de Quito. Coordinadora del Archivo Salesiano de Argentina Sur, sede Bahía Blanca. Profesora titular para 2do y 4to año de la carrera de profesorado de Educación Primaria en el Instituto Superior Juan XXIII. Ha realizado varios trabajos publicados entre los que se destacan Jesucristo, una biografía histórica para Ed. Taurus, Memorias de la Candelaria en coautoría, capítulos de libros y publicaciones en revistas científicas.
Resumen Este artículo presenta la trayectoria biográfica de Artémides Zatti como un particular “itinerario de santidad” que recorre espacios de su vida a modo de geosímbolos. Nuestro propósito es revisar, resignificar y seleccionar los lugares históricos mencionados en las biografías de Artémides Zatti, complementados con redes sociales, entrevistas y la documentación del Archivo Histórico Salesiano con sede en Bahía Blanca y la "Colección Catastro" de la Municipalidad de Bahía Blanca, que se encuentra en el Archivo de la Memoria de la Universidad Nacional del Sur (Bahía Blanca). En el marco de la geografía de la religión, la propuesta analiza la dinámica cultural de los espacios considerados sagrados que nos permite ensayar una primera cartografía de la santidad de Artémides, a través de distintos geosímbolos en las siguientes etapas biográficas: de Italia a la Patagonia, en la ciudad de Viedma, como ámbito de trabajo cotidiano y los sitios de conmemoración tras su muerte.
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Palabras clave
Artémides Zatti Espacios sagrados Santidad Salesianos
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Abstract This article presents the biographic trajectory of Artémides Zatti as a particular “holiness itinerary” that goes over the spaces in his life as geosymbols. Our purpose is to review, resignify and select the historical places mentioned in the biographies of Artémides Zatti, complemented by social media, interviews, and documentation from the Historical Salesian Archive with its branch in Bahía Blanca and the “Calastro Collection” of the Municipality of Bahía Blanca, which is in the archive of the Memory of the National University of the South (Bahía Blanca). In the setting of the geography of the religion, this proposal analyzes the cultural dynamic of the spaces considered holy that allows us to rehearse in a first cartography of the holiness of Artémides, through the different geosymbols in the following biographical stages: from Italy to the Patagonia, in the city of Viedma, as his daily work environment and the sites where his death is commemorated. |
Keywords
Artémides Zatti Holy spaces Holiness Salesians |
Recibido: 21/6/2023 - Aceptado: 25/7/2023
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Itinerarios de santidad: trayectorias espaciales a través de la vida de Artémides Zatti
Este artículo tiene la intención de revisar, corregir y documentar los datos biográficos sobre Artémides Zatti a partir de textos publicados sobre su vida,[1] que citan los lugares por donde transcurrió el enfermero, para ensayar un posible “itinerario de santidad”, a través de una trayectoria espacial conformada por geosímbolos biográficos del santo.
Para ello, contamos con la documentación del Archivo Histórico Salesiano de ARS/Sede Bahía Blanca (AR-AHS ARS/BB en adelante) y del Archivo de la Memoria de la UNS que recibió la "Colección Catastro" de la Municipalidad de Bahía Blanca.[2] También recuperamos sitios del Grupo de Facebook "Comarca Viedma-Patagones: un viaje al pasado" y su mención en entrevistas de personas que recuerdan haber visto a Zatti en esos espacios, aun cuando las biografías y hagiografías no los mencionan. Éstas constituyen una fuente que busca, más allá de la promoción de la santidad, transmitir el contexto histórico (Longo, 2006, p. 47) en el que vivió el santo (Millar Carvacho, 2008, p. 893). También nos acercan “las imágenes que sus coterráneos tienen de sus santos y quizás también de la que los santos tienen de sí mismos” (Sallmann, 1996, p. 303); como también su devoción “en un área geográfica determinada, asociada a los fenómenos extraordinarios que generaban el vínculo entre el ‘santo’ y los fieles” (Millar Carvacho, 2012, p. 143).
En cuanto al marco conceptual, partimos de dos ideas clave para comprender esta figura: santidad y devoción. La santidad es una construcción histórica y una representación social de la otredad, a la que la sociedad de su tiempo confiere rasgos de santidad (Delooz, 1962, pp. 22 y 27; Boesch, 2020, p. 19; Millar Carvacho, 2009, p. 22; Rubial García, 1998 p. 48; Sallmann, 1996, p. 301; Longo, 2006, p. 47 y Bianchi, 2007, p. 374), más allá del proceso de santidad que convalida la Iglesia católica como institución, y que también se han ido modificando a lo largo del tiempo, desde su teología hasta su liturgia y sus reglas para legitimar la devoción (Firolamo, 2013, pp. 334 y 335).
Más allá del ordenamiento y disciplina que impone la Iglesia católica acerca de la devoción de un santo, ésta surge como el movimiento de una comunidad (Brown 1982, p. 247) que la materializa en objetos y lugares considerados sagrados por los propios restos del santo o por su presencia en los sitios en los que dejó su huella. Es decir, “un culto motorizado por el deseo de cercanía de los fieles hacia objetos considerados “poderosos”, como lo serían los restos corporales (…) y objetos que en vida estuvieron en contacto con él” (Puglisi, 2021, p. 242). Esto nos permite asomarnos, aunque no es el propósito de este trabajo, en su fenómeno devocional, incluso mediante “sus imágenes materiales en espacios civiles urbanos” (Fresia y Nicoletti, 2014, p. 593).
Además, tomamos el concepto de territorio, para el análisis de este “itinerario de santidad”, que según Carballo (2009, p. 28) resulta de aquella síntesis entre la producción pasada y presente, que organiza su disposición y paisaje. En el ámbito de lo sagrado, el territorio puede considerarse como “un campo de fuerzas y valores que eleva al hombre religioso más allá de sí mismo, que lo transporta a un medio distinto de aquel en el que transcurre su existencia” (Rosendhal 1996, en Mouga Pocas Santos 2009, p. 198). Este espacio sagrado puede ser narrado, según Lindón, a través de una secuencia espacio-temporalmente de experiencias vividas en lugares a los que los sujetos le imprimen marcas (2008, p. 19). Este concepto nos permite narrar y secuenciar los sitios en los que Zatti actuó y en los que dejó su impronta desde su casa de la infancia en Italia hasta su trabajo cotidiano en Viedma en el hospital “San José”. A partir de allí, es posible construir una “cartografía” como señala Grossberg (1992), a través de un recorrido de los sitios donde vivió el santo, que constituirán, sin dudas, un recorte posible a partir de la documentación y el conjunto biográfico analizado desde la hermenéutica histórica, considerando el contexto histórico del santo.
La actividad de Artémides Zatti, como hermano coadjutor de la Congregación Salesiana (1911), su trabajo como enfermero y director del primer hospital del territorio nacional de Río Negro en Viedma, Hospital “San José”, circunscriben por el momento su devoción al ámbito salesiano, a la ciudad capital y a las instituciones sanitarias. El contacto con los enfermos, especialmente los más pobres, y sus visitas permitieron que su fama de santidad creciera. Especialmente cuando él mismo publicó y describió su propio “milagro de sanación” por parte de la Patrona Salesiana, la Virgen Auxiliadora, a la que ofreció su vocación de servicio de salud: “Creí, prometí, sané”.[3] Por ello, la devoción a Zatti tiene por característica común la necesidad de buscar una respuesta más allá de las explicaciones racionales de la medicina. Sus devotos y promesantes hacen un salto de razón, que implica dejar de creer en las capacidades curativas de la medicina para darle entidad a un otro y pedirle que lo salve, que lo cure, que lo ayude.
Su canonización ha sido reciente y se produjo el 9 de octubre del año 2022 por el Papa Francisco en el Vaticano, mientras que el proceso oficial de santidad se inició en 1976 a través de la Conferencia Episcopal Argentina con los pasos propios del proceso. Fue declarado Siervo de Dios en 1980 y Venerable en 1997.[4]
Zatti falleció el 15 de marzo de 1951, según se manifestó en su Positio,[5] en “olor de santidad”. Dadas las características propias de todo perfume (en particular, su intangibilidad y su extraordinaria capacidad de propagarse con rapidez), esta dimensión sensorial fue magníficamente empleada por los mismos hagiógrafos para subrayar una dinámica de la santidad que podía ser aceptada por los fieles sin mayores exigencias teóricas (Guiance, 2009, p. 161).
De acuerdo con estas características devocionales descriptas, nuestro objetivo es enfocarnos en las marcas de este “itinerario espacial de santidad”, que pueden referenciarse a través de geosímbolos y que Flores caracteriza como “símbolos que arraigan las iconologías en los espacios/lugares. Delimitan el territorio, lo animan, le confieren sentido y lo estructuran” (Flores y Giop, 2017, pp. 174 y 175).
En primera instancia, presentaremos una síntesis biográfica de Artémides Zatti en función de los espacios materiales en los que estuvo, mencionados en el conjunto biográfico citado y a través de fotografías. En la segunda parte, analizaremos cómo algunos sitios de la ciudad de Viedma fueron cobrando sentido con la presencia y acciones de Zatti hasta convertirse en lugares sagrados. Finalmente presentaremos los monumentos y sitios de memoria erigidos tras su muerte como geosímbolos.
1. Primer itinerario de santidad: de Italia a la Patagonia
Artémides Zatti nació en Boretto, Italia, el 12 de octubre de 1880. Su padre Luis y su madre Albina Vechi vivían en un hogar pobre. Su familia, como tantas otras de la península, presionada por la pobreza, vivió también la promesa de “fare la América”. A fines del siglo XIX, los éxodos se volcaron a países como Argentina, que ofrecían a los labradores ciertas posibilidades de progreso.
La marca y este primer geosímbolo (ver foto 1) es una foto enviada por su hermano Eliseo en 1925 en la que podemos observar la casa y el espacio de ruralidad que la rodeaba, en un ámbito de pobreza. Citaremos tres biografías que marcan este rasgo.
En la de Bianco, “El enfermero Santo de la Patagonia”, cuenta que ambos padres trabajaban en el campo mientras tanto, a Artémides lo cuidaba Hildegarda, la hermana dos años mayor. Siendo Artémides un bebé, su hermana no sabía cómo alimentarlo y lo llevó al establo para que tomara la leche directamente de la ubre de la vaca (1981, p. 1). Raúl Entraigas, en “El pariente de todos los pobres”, agrega que: “Cuando tenía 4 años ya comenzó a ir al campo. Ya comenzaba a ayudar en algo a su padre: recogía pasto para los animales y llevaba carretillas llenas de heno, generalmente más altas que él” (1960, p. 10). Finalmente, Noriega a través de “Zatti, el hombre, el apóstol, el santo”, narra las condiciones de su vida durante los primeros años:
Concluidas las clases de la escuela elemental inferior en 1889, Artémides, con sólo 9 años, fue enviado como peón de campo a una familia pudiente, como ocurrió con sus demás hermanos menores. Esto era común en todas las familias numerosas. Nos cuenta la fiel custodia de los recuerdos familiares, la Señora Augusta Borettini: ‘A los 8 ó 9 años ya se empleó como jornalero, siempre en tareas campesinas’. A su vez, Elena Reggiani precisa: ‘Trabajó en el campo de una familia donde le daban casa y comida y un pequeño sueldo. Sé que desde bastante chico trabajó y no sé por cuánto tiempo’. Pascual Rissone, salesiano, refiere otro particular: ‘Le pagaban como peoncito de campo, 20 liras al año y un pantalón’ (1997, pp. 51-52).
Según sus biógrafos, estas condiciones de vida tan difíciles, hicieron que Artémides enfrentara las dificultades en los años venideros con cierta fortaleza por las experiencias vividas.
Foto 1: Zatti Eliseo, (1925). Casa original de la familia Zatti. AR-AHS ARS/BB.
El 7 de febrero de 1897, arribó al puerto de Buenos Aires la embarcación “Vittoria”[6] con la familia Zatti. Artémides tenía 16 años. Todos viajaban en tercera clase. Pararon unos pocos días en el tercer hotel de inmigrantes conocido como Il Rotondo que funcionó entre 1888 y 1911.
A los pocos días, la familia Zatti viajó a Bahía Blanca donde estaba la casa de su tío Juan, hermano de su padre, quien había llegado en 1895 y los había mandado llamar, como sucedía dentro de tantas familias de inmigrantes.
Individualmente o en familia, atraídos por la situación de crecimiento económico general, por la promesa de tierras disponibles y por la abundancia de alimentación, muchos italianos optaron por la Argentina. Formaban parte de una gran corriente proveniente del norte de Italia hasta fines del siglo XIX, que se volcó sobre el litoral atlántico sudamericano, entre Brasil y la Argentina, con expectativas fundamentalmente laborales, entre 1830 y la Primera Guerra Mundial. Hasta la década de 1890, la casi totalidad (93%) de los italianos arribados a la Argentina eran campesinos y trabajadores, tendencia que luego se atenuó, quizás por las dificultades para acceder a la propiedad de la tierra (Schneider, 2000, pp. 153-55). Tras la crisis argentina de 1890-1900, la inmigración italiana volvió a crecer; alcanzó su pico máximo histórico en 1906 y sostuvo altos niveles hasta 1915. La posibilidad de emigrar de las familias campesinas italianas a la Argentina podía provenir de múltiples factores: la comunicación con amigos y parientes que habían emigrado previamente, noticias de los periódicos, manuales publicados por los estados americanos como la Argentina para el fomento de la inmigración.
La Congregación salesiana a la que Zatti perteneció, fue una importante difusora de la inmigración italiana junto con el referente de esta actividad: monseñor Scalabrini (Baggio, 1998). La Iglesia Mater Misericordiae, llamada Iglesia de los Italianos, fue la primera residencia y apostolado salesiano en 1875, además de los periódicos, la administración de la Italica Gens, escuelas y escritos que contuvieron a esta inmigración (Nicoletti y Navarro Floria, 2004).
Un hito en este itinerario migratorio fue la casa en la calle Lavalle 333[7] (ver foto 2) en Bahía Blanca, en 1897.
Foto 2: 1939. Lavalle 333. Archivo de la Memoria UNS. Colección Catastro MBB. Propiedad a nombre de Juan Zatti.
Según los recuerdos de la familia para 1901 (en ocasión del nacimiento del hijo de Hildegarda, la hermana mayor de Artémides), ya hacía tiempo que Albina Vecchi y Luis Zatti vivían en la casa de Sarmiento 385[8] (ver fotos 3 y 4).
En Sarmiento 381[9] vivió Hildegarda Zatti, hermana de Artémides, casada con Pedro Reggiani con quien tuvo 9 hijos. Cuenta Elena Pella:
Hildegarda viene a la Argentina con la condición que desde su ventana pueda ver la cúpula de una Iglesia, por eso compran la casa de calle Sarmiento, dado que en Boretto, ella podía ver la cúpula de la Basílica desde su ventana.[10]
Artémides iba allí a visitar a su mamá y a su hermana mientras vivió en Viedma.[11] Hoy en día, nada queda de la construcción original, pero se convierte en hito debido a la referencia histórica precedente de su familia.
Foto 3: Artémides con su mamá, Albina Vecchi, en la casa de Sarmiento 385. AR-AHS ARS/BB. La familia recuerda las paredes de ladrillo sin revocar.
Foto 4: 1939. Sarmiento 381/385. Archivo de la Memoria UNS.
Colección Catastro MBB
El templo que veía Hildegarda desde su ventana es la parroquia “La Merced” sita en Sarmiento 72, donde Artémides conoció a los salesianos. Luego se convirtió en la catedral de Bahía Blanca.[12]
En 1900, en la parroquia de la Merced, era párroco el P. Carlo Cavalli, salesiano, director espiritual de Artémides y amigo de la familia. La parroquia estuvo en construcción hasta fines de 1901,[13] de modo que el P. Carlo llevó los libros parroquiales a la casa de la hermana de Artémides, Hildegarda, con quienes habían hecho muy buena amistad por ser todos inmigrantes italianos.
Artémides trabajó desde 1897 hasta que fue a Bernal, probablemente a un hotel y otros sitios de los cuales no tenemos registro. Sí quedó en la memoria familiar que abrieron una fábrica de mosaicos llamada “Zatti Hermanos” en un predio de calle Casanova 44-48[14] (ver fotos 5 y 6), que a principios de siglo tenía el nombre de “Patagones”.[15]
Foto 5: Familia Zatti. Fábrica de Mosaicos Zatti Hnos.
Repositorio digital AR-AHS ARS/BB.
Foto 6: (1939) Casanova 44. Archivo de la Memoria UNS. Colección Catastro MBB.
Ya no pertenecía a la familia Zatti, pero aún funcionaba una fábrica de mosaicos.
En 1899 con 19 años Artémides decidió ir a Bernal a estudiar como aspirante salesiano. En 1902 se contagió de tuberculosis y fue enviado a Bahía Blanca. Allí se reencontró con el P. Carlo Cavalli, su antiguo asesor espiritual, quien le pagó el pasaje para ir a Viedma, donde estaba el hospital y podía terminar de curarse: “Por aquellos años se había consolidado la fama del P. Evasio Garrone como médico, muy prudentemente el P. Cavalli pensó que lo mejor sería confiárselo a él para una buena curación” (Noriega, 1997, pp. 97-98). “‘Irás a Viedma donde el aire es bueno y sanarás’. Y le entrega el dinero para pagar el viaje (otros 300 km en galera)”. (Bianco, 1981, p. 5; Entraigas, 1960, p. 27).
La historia de vida de los primeros años de Artémides estuvo atravesada por el contexto propio de los inmigrantes italianos de principios de siglo. De su trayectoria biográfica y devocional, el rasgo sobresaliente es la pobreza, el sacrificio y el trabajo de dentro de una familia católica. Fue una más de tantas historias personales de inmigrantes en condiciones de vida precaria: la pobreza y el desprendimiento de lo material, la vida familiar y comunitaria, el trabajo esforzado y la enfermedad. Condiciones que estuvieron presentes en toda su vida. Y se reflejan en los geosímbolos que expondremos a continuación.
2. Viedma, territorio sagrado: la trayectoria cotidiana de la santidad
De acuerdo a Mouga Poças Santos (2009) y Flores (2018) los espacios sagrados se constituyen como tales a través de la práctica social. También Paul Ricoeur señala que “se precisan relatos y ritos para consagrar el contorno de los signos de lo sagrado: lugares santos y objetos sagrados” (2004, p. 318). Es decir que tanto la práctica como la representación espacial son –de alguna manera– los activadores de esa textura de lo sagrado que adquieren determinados lugares.
La ciudad de Viedma fue un epicentro de enorme relevancia para las Congregaciones salesianas: Salesianos e Hijas de María Auxiliadora.[16] Desde 1880 se constituyó en centro misionero y educativo, núcleo de la Obra salesiana en expansión y sede del Vicariato apostólico de la Patagonia desde 1884. El Hospital de Viedma comenzó en 1889 y sus prestaciones suplantaron “al Estado nacional en la provisión de servicios de salud y de educación en el sur hasta –por lo menos– el segundo tercio del siglo XX, exactamente en el mismo período en que se le arrebataban a la Iglesia sus potestades exclusivas para asentar nacimientos, matrimonios y defunciones” (Bohoslasvky y Di Liscia, 2008, p. 193).
El hospital “San José” de Viedma fue fundado por el cardenal Juan Cagliero y el misionero salesiano P. Bernardo Vacchina en 1889, en un rancho que se acondicionó para el traslado del primer enfermo (Entraigas,1939, pp. 42 y 43). En 1910 se inauguró la botica a cargo del P. Esteban Pagliere. El hospital se fue ampliando, se reconstruyó tras la inundación del río Negro en 1899 y se inauguró en 1914. Estuvo a cargo del P. Evasio Garrone, “el Padre Dotor”,[17] nombrado regente del mismo hospital.
Artémides Zatti fue trasladado, ya como salesiano, desde Bernal a Viedma en calidad de enfermo de tuberculosis el 4 de marzo de 1902. Junto con Garrone, pidieron por la curación. Así lo cuenta Entraigas:
Garrone se atrevió a decirle: “en un mes estarás sano”… El hecho es que ambos se fueron al altar de María Auxiliadora[18] y allí, de rodillas, pidieron la gracia y dejaron al pie del mismo altar la flor de la gran promesa, si curaba emplearía su vida en cuidar enfermos... (1960, p. 30).
Zatti vivió y trabajó como boticario, enfermero y director en el hospital “San José”. Pero la demolición del hospital en 1940 para la construcción del actual Obispado[19] hizo que Artémides perdiera su sitio principal y centro de referencia de vida. Sin embargo, su labor desde el arribo a Viedma estuvo presente en el recuerdo de las personas que lo conocieron, incrementando y popularizando su devoción a través de su trayectoria de vida en el territorio.
Las anécdotas, testimonios, imágenes y objetos de Zatti, como la bicicleta con la que visitaba enfermos, transformaron el paisaje urbano viedmense otorgándole un nuevo sentido, trascendente, hierofánico. Se repetían las anécdotas de Zatti apoyando la bicicleta con el pedal en el cordón de la vereda,[20] yendo al banco a pedir préstamos para el hospital,[21] jugando a las bochas en el círculo católico de obreros.[22] Por eso, su figura construye un territorio articulado con la sociedad con la que interactuó generando así procesos de identificación y de representación colectiva e individual, que generalmente desconoce las fronteras políticas o administrativas y no aduce exclusivamente la apropiación espacial estatal o ligada a un grupo de poder (Rodríguez Valbuena en Junquera, 2019, p. 602).
Los lugares de referencia de Zatti, los geosímbolos, quedaron esparcidos por la comarca de Viedma y Patagones, “arraigan las iconologías en los espacios lugares, delimitan el territorio, lo animan, le confieren sentido y lo estructuran” (Flores y Giop, 2017, p. 174). En ese sentido, el recorrido cotidiano de Zatti en Viedma se traduce en imágenes, relatos y edificios que “esconden” otros espacios invisibles a modo de hologramas (Lindón, 2007), a saber:
1. La Iglesia de Nuestra Señora de la Merced
2. La Farmacia, el hospital San José y las calles de Viedma
3. La isla de la familia Marchesotti
4. El círculo católico de obreros
5. La casa donde pudo haberse alojado Artémides
6. El Servicio Penitenciario Federal
Plano 1: Itinerario de Santidad de Artémides Zatti. Elaboración Pamela Alarcón.
Describiremos brevemente la elección de estos geosímbolos de Zatti en su “itinerario cotidiano” que deviene en su personal “trayectoria de santidad”.
1. La Iglesia de Nuestra Señora de la Merced de Viedma,[23] actual Catedral, ubicada al lado del hospital, era destino diario de Artémides, ya sea para concurrir a las eucaristías o simplemente para meditar y rezar. Allí, en 1902, prometió dedicar su vida a los enfermos, como lo expresó en ocasión de la inauguración del monumento a Garrone:
Si yo estoy bueno y sano y en estado de poder hacer algún bien a mis prójimos enfermos, se lo debo al padre doctor Evasio Garrone, quien, viendo que mi salud empeoraba cada día, pues estaba afectado de tuberculosis con frecuentes hemoptisis (expectoración de sangre), me dijo terminante que, si no quería concluir como otros tantos, hiciera una promesa a María Auxiliadora, de permanecer siempre a su lado ayudándole en la cura de los enfermos y él, confiando en María, me sanaría. Creí, porque sabía por fama que María Auxiliadora lo ayudaba de manera visible. Prometí, pues siempre fue mi deseo ser de provecho en algo a mis prójimos. Y habiendo Dios escuchado a su siervo: sané.
Firma: don Artémides Zatti (1915, p. 21).
También desde ahí salían las procesiones por la ciudad y en 1951, en ese mismo lugar se realizaron sus exequias como relatamos más adelante.
2. La farmacia que había sido fundada anexa al hospital funcionaba en la esquina de Colón e Irigoyen. Elaboraba y distribuía medicamentos que suministraba al hospital, vendía a quienes podían pagar y entregaba gratuitamente a los pobres, no sin conflicto con los otros farmacéuticos y el Departamento de Higiene. Allí comenzó colaborando Artémides, bajo la supervisión de Garrone, desde 1902 hasta que fue tomando otros cargos en el hospital (ver foto 7).
Foto 7: Artémides Zatti en la farmacia del hospital en calles Irigoyen y Colón.
AR-AHS ARS/BB.
El hospital San José donde Zatti trabajó como enfermero, vicedirector y director. Éste estaba situado en calle Irigoyen, frente a la plaza Alsina, a pasos de la farmacia, contiguo a la Iglesia que hoy es la Catedral.
Foto 8: (1940) Artémides Zatti en el corredor del hospital. AR-AHS ARS/BB.
Después de 1941, tras la demolición del antiguo hospital, el nuevo hospital “San José”, se trasladó a la quinta San Isidro Labrador.[24] Era un galpón que servía como depósito, que tenía 20 metros de frente por 10 de ancho, sin divisiones, donde Zatti ubicó 45 camas. A otros enfermos los trasladó a casas particulares. Había también un galpón anexo, pequeño, donde se instaló la sala de cirugía.
Paralelamente, el 9 de diciembre de 1944, se inauguró el hospital estatal regional, moderno y mejor equipado que el hospital San José, sustentado con fondos del gobierno nacional y gestionados por el gobernador de territorio, Adalberto Pagano. De modo que algunos de los enfermos eran derivados allí, salvo aquellos crónicos, que preferían el hospital “San José” en la quinta de San Isidro.
El hospital estatal, se llamó “Don Francisco de Viedma”. Su primer director fue el médico Antonio Sussini, amigo de don Zatti, trabajador del hospital “San José” y quien firmó, años después, su certificado de defunción.
Con el mandato de redimensionar la obra, fue nombrado director de la casa de Viedma el P. Feliciano López en 1948. La escuela, el hospital y la quinta fueron unificados en una sola casa religiosa. Zatti comprendió que el hospital “San José” se orientaba a la clausura. Y aunque sus fuerzas también estaban decayendo, trabajó hasta sus últimos días. De hecho, el actual hospital lleva su nombre y tiene en sus paredes su figura a modo de resignificación territorial del geosímbolo.
Las calles de Viedma fueron escenario de su presencia ya que el enfermero se desplazaba en bicicleta[25] mientras visitaba a los enfermos. Los testimonios de vecinos dan cuenta de estos recuerdos y de sus visitas domiciliarias. También asistió como enfermero a los alumnos y personal del Colegio de los Salesianos y al de las Hermanas, Hijas de María Auxiliadora, que funcionaban desde 1880.
3. Zatti visitaba también la isla de la familia Marchesotti, quienes le donaban frutas para el hospital.[26] La familia Marchesotti fue una familia tradicional de la comarca Viedma-Patagones. Varios de sus integrantes fueron Hijas de María Auxiliadora y Salesianos consagrados.[27] Poblaron una de las islas del Río Negro que hoy lleva su nombre y allí cultivaron vides y frutas y trabajaron como boteros trasladando personas y objetos de orilla a orilla. En la década de los años cuarenta, los Marchesotti, atendieron una fonda en Patagones, en el mismo lugar donde hoy funciona el Museo “Emma Nozzi” del Banco Provincia. En el bar “El Puerto”, que quedaba frente a esa fonda, se celebraron las Bodas de Oro del matrimonio de “Gigi” o Luis Marchesotti y Carolina Beltrami. Zatti fue un asiduo concurrente a los eventos familiares. Era uno de los pocos invitados que no pertenecían a la familia. Ver foto 9:
Foto 9: Familia Marchesotti. A la izquierda, sentado a la mesa, con la mano en la cara está Artémides. Fondo Mario Cevoli.[28]
La asistencia a festejos familiares, la visita a las familias inmigrantes, fue un aspecto distintivo: como señalan los especialistas, el estudio del espacio es importante para observar “las relaciones sociales que en él son vividas, relaciones sociales que en él se expresan y que contribuye a reproducir” (Remy, 1998 en Puglisi 2022, p. 112). La horizontalidad de los vínculos con gente del pueblo que celebra el amor familiar transforma en sagrados los espacios cotidianos.
4. Los Círculos de Obreros fueron una experiencia de asociacionismo del laicado católico argentino. Fundado a nivel internacional en 1892 por el sacerdote redentorista alemán Federico Grote. Recibieron el influjo del catolicismo social que se desarrolló en Europa a la luz de la revolución industrial y tienen un fuerte fermento nacionalista (Lida, 2016, p. 16). Realizaban expresiones de la sociabilidad masculinas: actos festivos, con bandas de música, conferencias y declamaciones para los socios y sus familias; socorro mutuo en caso de enfermedad, servicios de farmacia, jugaban a los naipes y a las bochas. (Lida, 2016, p. 19). En la Congregación Salesiana se desarrollaron los círculos de obreros católicos, cuya figura destacada fue el hermano coadjutor Carlo Conci (Fresia 2015 y 2020).
El Círculo Católico de Obreros de Viedma es una asociación sin fines de lucro fundada el 30 de marzo de 1903 por el presbítero Bernardo Vacchina, y Artémides Zatti fue socio fundador. En este lugar, Artémides Zatti, junto con sus paisanos, generalmente inmigrantes italianos, solía jugar a los naipes y a las bochas los domingos por la tarde. Hoy en día, en el frente de la sede, se exhibe un mural de la cara de Zatti. Ver foto 10.
Foto 10: Google Street. Mitre 487. R8500FHI Viedma, Río Negro. Consultado el 15 de febrero de 2023. Edificio donde funciona el Círculo Católico de Obreros de Viedma.
5. En calle Mitre 430, justo enfrente del Círculo Católico de Obreros, existe una casa antigua, donde, según los vecinos de Viedma, Artémides Zatti solía usar algunas noches para quedarse a dormir, o para dejar algún enfermo, de poca gravedad, antes de llevarlo al hospital. Este dato que es comentado por algunos vecinos,[29] no aparece en ningún registro de Entraigas,[30] ni en otros que han escrito sobre él, ni tampoco se hace mención cuando se inicia el proceso de la causa de beatificación y canonización.
Es un dato polémico, porque hacia el interior de la Congregación Salesiana cuestionaría la vivencia comunitaria de Artémides Zatti. Tal vez a eso le debemos la falta de registros. Parece oportuno tenerlo en cuenta y rescatarlo como geosímbolo, para que se pueda seguir investigando.
6. Un espacio significativo, que escapa a la cotidianeidad, pero formó parte del “itinerario de Zatti”, fue el Servicio Penitenciario Federal, que actualmente funciona en la avenida Artémides Zatti 108, en la esquina con Álvaro Barros. En agosto de 1915, llevaron a curar al hospital a un preso, quien, aprovechando un descuido del guardia, escapó. La fuga se le atribuyó a Zatti, en un contexto anticlerical, por lo que fue detenido y trasladado preso desde el 20 al 24 de agosto. Allí fue la banda de música de los exploradores, quienes, junto a la gente, lo acompañaban por las calles en las idas y vueltas a tribunales. Su liberación fue una fiesta y su detención, según sus dichos: sus mejores “vacaciones”.
La forma en que Zatti “coloniza” los espacios es por su presencia humilde, serena, cotidiana, servicial y sostenida en el tiempo. Se produce en la ciudad en la que vivió como una suerte de “hagiotoponimia”. “La impronta que la hagiotoponimia ha dejado impresa en el paisaje y en la geografía constituye un testimonio fosilizado útil para comprender la evolución del cristianismo a escala local” (Sanz Elorza 2015, p. 3).
En Viedma, hay una avenida, un barrio, una capilla, una escuela y dos monumentos en honor a Artémides Zatti. Varios comercios alrededor del hospital llevan su nombre. En Carmen de Patagones, es el patrono de una capilla. Lejos de la Patagonia, en Buenos Aires, un instituto superior de enfermería de los Círculos Católicos de Obreros ha sido bautizado como "Artémides Zatti”.
Su itinerario de santidad se verifica en esos territorios de su tarea cotidiana de enfermero, aunque también pasó por otros espacios como el Ministerio de Obras Públicas de La Plata, en 1917, para conseguir la titulación como idóneo en farmacia[31] o la visita a Roma por la canonización de Don Bosco.[32]
En su convalecencia, en enero de 1951, Artémides fue enviado a Bahía Blanca, consultó a los médicos del Sanatorio y Maternidad del Sur, y visitó los colegios salesianos Don Bosco y María Auxiliadora. A fines de ese mes, pidió volver a Viedma, donde finalmente falleció el 15 de marzo de 1951, en el mismísimo hospital “San José” de la quinta San Isidro.
3. El itinerario de la santidad: los geosímbolos de la muerte
Como sucede con muchas figuras que la sociedad percibe como santo, tras su muerte, Zatti, fue identificado colectivamente como tal (Delooz, 1962, pp. 22 y 27). En este trabajo, la entendemos, además, como una trayectoria, o sea, como “un movimiento temporal en el espacio; es decir, la unidad de una sucesión diacrónica de puntos recorridos” (De Certeau, 2000, p. 41). Mouga Poças Santos (2009) sostiene que la cualidad de lo sagrado de un lugar proviene de estar asociado a personas consideradas santas por acontecimientos de su vida o la presencia de sus reliquias. Sus restos, tras conocerse su canonización, fueron reubicados el 26 de julio de 2022 en otra urna en la parroquia Don Bosco de Viedma y algunos de ellos fueron retirados en carácter de reliquias.[33]
La devoción de Zatti se manifiesta en la necesidad de tocar sus reliquias, de llevar consigo su estampa, de tomar contacto con los objetos que él usó porque existe el sentimiento de que, si Zatti intercede, uno tiene la seguridad de obtener un buen resultado (Testimonio de la sobrina nieta de A. Zatti, Cristina Pella).
Esta trayectoria particular de la etapa descripta contiene los siguientes geosímbolos:
1. El monumento al enfermero santo de la Patagonia.
2. El hospital provincial “Artémides Zatti”.
a. La antigua Iglesia “Sagrado Corazón de Jesús”, construida en 1963, hoy Parroquia “Don Bosco”, donde se encuentran sus restos.
3. Escultura de Artémides Zatti, del arquitecto Alejandro Santana.
Los relatos y fotografías del funeral de Zatti hacen pensar en un fenómeno extraordinario, un evento místico con una fuerte experiencia de lo sagrado. Las calles se llenaron de gente. Los vecinos viedmenses se transformaron en sus primeros devotos y con sus prácticas produjeron una espacialización sagrada particular. El funeral fue el primero de los momentos culmines en que la población consagró a Zatti como santo.
La Hermana Estela Herlein, siendo una niña en ese entonces, recuerda haber asistido al funeral y dijo: “no había nadie en Viedma que no estuviera en el funeral”.[34] Entraigas lo narra así:
Las autoridades gubernativas habían dispuesto el cierre de las oficinas públicas y las autoridades municipales, lo mismo. La Cámara de la Industria y del Comercio, determinó también cerrar los comercios y dar asueto a los empleados para que pudieran participar del magno homenaje al humilde hijo de Don Bosco. De modo que cuando llegó el momento de dejar la catedral para encaminarse hacia el camposanto, era una multitud inmensa la que precedía, rodeaba y seguía al fúnebre cortejo. (1960, p. 211).
Después de la muerte de Zatti visibilizamos otros geosímbolos en el territorio:
1 y 2. Dentro del predio del hospital actual, en la esquina entre las calles Guido y Rivadavia, se levanta un monumento al “Enfermero Santo de la Patagonia”. La escultura en cemento con su imagen y dos relieves a ambos lados, fue erigida apenas 5 años después de la muerte de Zatti, en 1956[35] (ver foto 11).
La instalación del busto de Zatti en el área del nuevo hospital, financiado por primera vez por el Estado, resulta una marca material religiosa en un espacio laico, como reconocimiento a la obra salesiana pionera en el cuidado de la salud de la población rionegrina durante la primera mitad del siglo XX. Ese busto no sólo ocupa un espacio, sino que lo transforma en un territorio cargado de un sentido histórico y reivindicativo. En el mismo sentido, el nuevo hospital estatal, cambió su nombre en 1975 por el de “Artémides Zatti”.
Foto 11: Monumento a Artémides Zatti. AR-AHS ARS/BB. Inaugurado en 1956. Algunas de las personas de la foto habían sido pacientes del hospital de la quinta San Isidro, al momento del fallecimiento de Zatti.
3. Otro sitio de memoria y peregrinación es la Iglesia consagrada al “Sagrado Corazón de Jesús”, construida en 1963, hoy Parroquia “Don Bosco”, que tiene en su atrio, el mausoleo con los restos de Don Zatti, que hasta ese momento estuvieron depositados en el panteón salesiano del cementerio de Viedma. Es decir, sus restos corporales y objetos que estuvieron en contacto con el santo se transformaron en reliquias con este traslado para constituirse en espacio de devoción. “Estas materialidades son lo que se conoce como reliquias corporales y de contacto, respectivamente” (Puglisi, 2021, p. 228). Y como estudia Puglisi para el caso del Cura Brochero, las reliquias están dotadas para los devotos de poderes sagrados y resultan objeto de veneración y deseo para la comunidad en su conjunto. La clasificación de Puglisi sobre las reliquias de Brochero, nos permiten un movimiento semejante para las reliquias de Zatti: “primer orden” o “insignes” (restos corporales del santo), de “segundo orden” (objetos que estuvieron en contacto con el santo en vida) y un tercer orden de objetos “impregnados” de la presencia del santo (Puglisi, 2021, p. 233).
El templo tiene un estilo despojado y sencillo, está abierto al público, para que pueda ser visitado por los peregrinos cada vez que lo requieran, evidenciando la cercanía con su pueblo. También hay fotos de su vida y la funda de su almohada. Los lunes se realiza allí una celebración eucarística por la salud de los enfermos que se confían a Dios por la intercesión de Zatti. Los devotos formaron un grupo llamado: “Amigos de Zatti” que organiza la celebración y peticiones (Narambuena, 2022).
4. En los jardines al ingreso de la parroquia, sobre el boulevard, se encuentra una escultura en cemento armado, inaugurada con motivo de su beatificación en abril de 2002 (ver foto 12). La obra de dos metros de altura, representa a Zatti en un gesto de ternura, protección y solidaridad que nos recuerda a “La Piedad” de Miguel Ángel. Está arrodillado sobre su pierna derecha y sostiene con sus brazos, apoyado sobre su muslo izquierdo, a un niño que existió en la vida del enfermero, con un diagnóstico de macrocefalia. Él lo cuidó y cobijó hasta que falleció.[36]
En esta obra el artista intenta plasmar el abajamiento de Dios al hombre. Es por eso que Zatti aparece arrodillado, abajado, puesto a la altura del enfermo. No es cualquier enfermo el que elige, sino un niño con discapacidad. Esta persona es para don Zatti sujeto de derecho, es más, es "preferido" entre los dolientes ya que su sufrimiento es muy grande. La obra escultórica realizada en cemento y no en otro material, no sólo tiene la intención de perdurar al aire libre, sino también dar la potencia de lo permanente: el signo de la misericordia. (Bernardín, 2023).
Foto 12: Escultura de Artémides Zatti del arquitecto Alejandro Santana. 2002.
AR-AHS ARS/BB.
Este itinerario de la santidad, a través de los geosímbolos de la muerte, transformaron a estos espacios sagrados y espiritualmente atractivos, como un territorio religioso, ligados a una porción de tierra cargada de significados (Mouga Pocas Santos, 2009, p. 219) que reagrupamos y caracterizamos como geosímbolos. Su beatificación primero (2002) y su canonización después (2022) impactaron en el itinerario espacial y en los procesos de patrimonialización estatal y de la Iglesia católica, a través de los nombres de edificios como el hospital provincial, su busto en este espacio, su nombre en calles y comercios.
La escultura de Santana es una reformulación de la mirada iconográfica patagónica propia de este autor, cuyo epicentro ha sido Junín de los Andes con el Vía Cristi, la Iglesia “Nuestra Señora de las Nieves, Santuario Laura Vicuña”, donde hay una reliquia de la Beata salesiana, alumna de las Hijas de María Auxiliadora y la tumba de Ceferino Namuncurá en el paraje San Ignacio, cercano a Junín, en la comunidad mapuche de su familia.
Los santos y santas salesianas adquieren en la Patagonia una nueva dimensión, a través de la interpretación de Santana, desde lo iconográfico, pero también desde las pastorales de los obispos posconciliares que aplicaron las enseñanzas de las Conferencias de Medellín y Puebla. En Junín, esta reinterpretación también reformuló los itinerarios de santidad de Ceferino y Laura Vicuña en geosímbolos a partir de sus beatificaciones “sacralizando este espacio y conformando un itinerario de turismo religioso en la localidad” (Nicoletti, 2022, p. 219). Viedma ha comenzado esa reformulación geosimbólica y de itinerario de santidad a partir de la santidad de Artémides Zatti.
4. Conclusión
A través de la trayectoria biográfica de Artémides Zatti, hemos elaborado un “itinerario de santidad” que recorre espacios de su vida a modo de geosímbolos.
Para ellos hemos revisado, resignificado y seleccionado los lugares mencionados en sus hagiografías y biografías que complementamos con la documentación del Archivo Histórico Salesiano (Bahía Blanca) y la "Colección Catastro" de la Municipalidad de Bahía Blanca (Archivo de la Memoria de la Universidad Nacional del Sur). Sumamos, además, información de redes sociales y entrevistas de quienes lo recordaban por ser Zatti un santo del siglo XX, que convivió con los vecinos viedmenses a través de la atención sanitaria.
El marco de estudio elegido nos permitió analizar los espacios como territorios sagrados para realizar una primera cartografía de su santidad, a través de distintos geosímbolos. Para ello, elaboramos una periodización de su vida en relación con la trayectoria espacial en las siguientes etapas: de Italia, su lugar de nacimiento, a la Patagonia, su destino como inmigrante italiano; la ciudad de Viedma, como ámbito de su trabajo cotidiano como enfermero y coadjutor salesiano, y finalmente los sitios de conmemoración tras su muerte en esta ciudad.
La presencia de Zatti en Viedma y su trabajo cotidiano de cuidado y cura de los más pobres produjo geosímbolos en la ciudad, en las calles, en la cárcel, en los colegios y en el hospital. Viedma ha sido el epicentro de la vida de Artémides Zatti, donde la hierofanía se manifiesta como expresión de lo sagrado en un ambiente laico, en el que se producen, incluso, hagiotoponimias como impresiones en el paisaje urbano que se resignificaron tras la canonización de Artémides Zatti, en 2022.
En la primera trayectoria de Italia a la Patagonia, la vida de Artémides Zatti es la de cualquier inmigrante italiano pobre y trabajador. Allí los geosímbolos denotan esa trayectoria marcada por la pobreza y el trabajo: las casas donde vivió y las Iglesias que frecuentó hasta su enfermedad y su vocación salesiana. El espacio cambia cuando la trayectoria salesiana lo sitúa en la Patagonia, tanto en su rol de coadjutor y como de agente de salud. Su santidad se identifica en la atención a los enfermos más pobres y marginales y el trabajo en el hospital. Los geosímbolos reconstruyen este itinerario urbano en el epicentro de la ciudad con la Catedral, el hospital “San José” y la farmacia, pero su trayectoria de atención a los vecinos y a los más pobres enlazan este espacio con la isla de la familia Marchesotti, el Círculo Católico de Obreros, la casita que recuperamos como espacio de descanso y la atención de los presos del servicio penitenciario federal.
Como sucede con todo santo, la muerte no marca el final sino el inicio de una nueva trayectoria relacionada con el lugar donde vivió y murió. Dos elementos reconfiguran estos espacios: los devotos y las reliquias. Estos espacios se convirtieron en geosímbolos devocionales, como el monumento al enfermero santo de la Patagonia y la antigua Iglesia “Sagrado Corazón de Jesús”, actual Parroquia “Don Bosco”, donde se trasladaron sus restos. Sus restos, tras conocerse su canonización, realizada el 9 de octubre de 2022 en el Vaticano, previamente fueron reubicados el 26 de julio de ese año en otra urna en la parroquia Don Bosco de Viedma, para otorgarle el poderoso carácter taumatúrgico de la reliquia y al templo en espacio de devoción.
Documentos
Archivo Histórico de la Memoria de la UNS. Bahía Blanca. Colección Catastro MBB.
Società Di San Francesco di Sales. Elenco delle case. 1902. Archivo Histórico Salesiano de Argentina Sur. Bahía Blanca.
Fondo 4. Artémides Zatti. Archivo Histórico Salesiano de Argentina Sur. Bahía Blanca.
Comisión Pro Monumento (1915). “In Memoriam. P. Evasio Garrone” Flores del campo, Viedma. Fondo 4. Garrone, Evasio. Archivo Histórico Salesiano de Argentina Sur. Bahía Blanca.
Entrevistas
Elena Josefina Reggiani Pella, alias Perla. Entrevista telefónica del AR-AHS ARS/BB el 26 de agosto de 2022.
Pedro Narambuena. Entrevista escrita del AR-AHS ARS/BB, noviembre de 2022.
Mario Cévoli. Sobre la familia Marchesotti. Entrevista telefónica del AR-AHS ARS/BB el 1 de marzo de 2023.
Miguel Guidi. Sobre los recuerdos de Don Zatti. Entrevista telefónica del AR-AHS ARS/BB el 2 de febrero de 2023.
Antonio de Bernardín. Sobre la obra del Arquitecto Santana. Entrevista telefónica del AR-AHS ARS/BB el 1 de junio de 2023.
María Cristina Pella. Sobre la devoción a Zatti. Comunicación personal. 4 de agosto de 2023.
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[1] Básicamente nos referimos al estudio de las siguientes biografías, en orden cronológico de su publicación: Entraigas (1960), Bianco (1981), Noriega (1997) y Martínez Torrens (2002).
[2] Esta dependencia oficial tomó fotografías durante los años 1937-1939 de todas las casas de la ciudad junto con sus datos catastrales, y hoy resultan la comprobación fehaciente de los propietarios de los domicilios en cuestión.
[3] “In Memoriam. P. Evasio Garrone”, Flores del campo, Viedma, 23 de mayo de 1915, p. 21.
[4] René Millar Carvacho sintetiza las siguientes etapas en el proceso: Etapa inicial o proceso ordinario en la diócesis donde residió el candidato cuya postulación la realizan los religiosos cercanos. El Obispo nombra a un juez eclesiástico y un notario para que recabe información y elabora un cuestionario para los testimonios que lo o la conocieron. La segunda etapa se desenvuelve en la Sagrada Congregación de los Ritos en el Vaticano y se inicia el proceso apostólico. Estaba además incluido el proceso non culto, o sea probar que al candidato no se le había rendido culto público desde su fallecimiento en adelante. En esta etapa se elaboraba la Positio en las que intervenían un promotor de la fe o abogado del diablo y el postulador, para cuestionar y defender las virtudes del candidato o candidata a la santidad (2012, pp. 144-145).
[5] En la curia romana, el uso más conocido del término es el de la Positio en las causas de beatificación y canonización de los fieles, que tratan sobre las virtudes y fama de santidad o martirio, y sobre el milagro.
[6] En: Ancestros Italianos. (1 de septiembre de 2022) Barcos de Agnelli – Registros del ingreso de inmigrantes italianos. https://ancestrositalianos.com/agnelli/1897/index.php
[7] La colección Catastro MBB del Archivo de la Memoria de la UNS tiene en sus fichas la propiedad de Lavalle 333 (partida número 01-A-011 37120) que figura a nombre de Juan Zatti. Fue adquirida el 29 de marzo de 1895 a Manuel de la Parte. Tenía 14,89 m de frente por 60,59 m de fondo. Todo construido en planta baja. Martínez T. (2002: foto 10) siguiendo a Entraigas (1960, p. 15) ubica la casa en Lavalle 327. Para el momento de esta publicación, el solar se subdividió y la numeración actual es Lavalle 315 y 329, respectivamente.
[8] La propiedad de Sarmiento 385 fue comprada por Luis Zatti y vendida en 1933. Tenía 8,72 m de frente por 32,35 m. Todo construido en planta baja, constaba de 1 habitación, 1 baño y 1 cocina. Colección Catastro MBB. Archivo de la Memoria de la UNS.
[9] La propiedad de Sarmiento 381 fue adquirida por Reggiani el 24 de abril de 1903 a Francisco Nocito, por la suma de 374$. Al momento del censo (1939) la edificación constaba de una sola planta dividida en 1 comedor, 1 cocina, 2 baños y 4 habitaciones. Se trata de un lote de 8,65 m de frente por 32,35 de fondo. La superficie total era de 278,91 m2. La propiedad está ubicada en la Circunscripción I, sección “A”, Manzana 6, Parcela 32.” Colección Catastro MBB. Archivo de la Memoria de la UNS.
[10] Este testimonio nos da la pauta de que la familia Zatti vivía una fuerte espiritualidad y buscaba sintonías en esta nueva tierra.
[11] En 1949, pocos meses antes de que su hermana Hildegarda falleciera (el 29 de septiembre de ese año), Artémides la visita. Allí estaban Hildegarda Zatti de Reggiani, su hija Elena Reggiani de Pella y su nieta Elena Pella, quien en ese momento tenía 6 años. Elena Pella lo recuerda así: “Hildegarda le sirvió como gran cosa, un tazón de mate cocido y un felipe de pan. ¡Te das cuenta qué humildad! Cuando se despidió de Hildegarda no le dió un beso, le agarró las manos.” Elena hace alusión al pudor y delicadeza de Artémides. “Bueno Garda, será hasta el paraíso” le dijo Artémides para despedirse y presintiendo su partida. “Hildegarda se limpiaba las lágrimas con el delantal”. A Elena le hizo una caricia en la cabeza. Eso fue en marzo de 1949, en septiembre murió Hildegarda y dos años después murió Artémides.
[12] Bahía Blanca es erigida como diócesis el 20 de abril de 1934 y elevada a arquidiócesis en 1957.
[13] “A principios de 1900, se decidió construir un templo de mayores dimensiones. Se encomendó el nuevo proyecto al arquitecto Luis Peprani, quien diseñó una fachada con dos torres laterales y un cuerpo central en dos niveles, que se coronan por un amplio frontis rematado por un grupo escultórico de la virgen y dos ángeles del escultor Quintino Piana”. Señas, Abrile y Priano. Catedral “Nuestra Señora de la Merced”. Evaluación de Patologías y reparaciones. p. 163, recuperado de https://docplayer.es/8776343-Catedral-nuestra-senora-de-la-merced-evaluacion-de-patologias-y-reparaciones.html
[14] Casanova 48 (01-B-75 15477), para 1939 era propiedad de Décimo Cantarelli y había sido adquirida por éste a Pompeo Zatti y otros el 27 de julio de 1932. Se trata de la Circunscripción I, sección B, manzana 75, parcela 20. Tenía 30,30 m de frente por 63,56 m de fondo. Todo construido en planta baja, dividido en 1 habitación y 2 depósitos. Colección Catastro MBB del Archivo de la Memoria UNS. Entraigas (1960, p. 15) ubica la fábrica de baldosas en Saavedra 555. Esos domicilios fueron estudiados y no hay ningún rastro de que haya sido así. Tanto en 1937 como en 2022 las parcelas tienen los números 553 y 557, y ambas propiedades fueron usadas como casa de familia desde 1937 al menos, hasta la actualidad.
[15] En el libro de Martínez Torrens se ubica la fábrica en calle Patagones 44 (Martínez Torrens, 2002, Foto 17). El cambio de nombre de la calle se produjo entre 1930 y 1939. Se le dio el nombre de Eliseo Casanova, que fue uno de los primeros vecinos de la ciudad, de profesión escribano, muy apreciado por la ciudadanía. En los planos de la guía Auber de 1930 la calle figura con el nombre “Patagones”, que sería el usado en el tiempo de Artémides, y en el registro de Catastro de 1937-1939 figura ya con el nombre “Eliseo Casanova”.
[16] La cantidad de salesianos en Viedma en 1902 entre los 3 sectores de la obra salesiana de Viedma: Parroquia, Colegio y Escuela elemental de artes y oficios y la Escuela y Parroquia de Patagones ascendía a 37 personas entre sacerdotes consagrados y coadjutores laicos sumado a las Hijas de María Auxiliadora. La incidencia social fue muy importante y notoria: construcción de colegios, observatorios meteorológicos, bandas de música, talleres de zapatería, panadería y sastrería, procesiones, celebraciones, etc., además de las farmacias y el Hospital. Allí estuvieron los PP. Fagnano, Vacchina, Milanesio y Garrone; Ceferino Namuncurá, luego beatificado, Mons. Cagliero y el P. Mariano Pérez luego nombrado Obispo y las Hermanas Ángela Vallesse, Juana Borgna, Severina Teghille y María Méndez, entre otras.
[17] “El padre Dotor. El R. P. Evasio Garrone. Apóstol del Río Negro” es el título de la biografía que el P. Raúl Entraigas escribió sobre el P. Evasio Garrone. Publicada en 1939, en Buenos Aires, por las Escuelas Gráficas Del Colegio Pio IX.
[18] Se refiere al altar de la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced de Viedma, contigua al hospital y la botica.
[19] Sobre las ruinas del legendario hospital San José se creó el actual Obispado de Viedma, cuya sede comenzó a construirse en 1941. La diócesis de Viedma fue creada el 20 de abril de 1934, con territorio desmembrado de la Arquidiócesis de Buenos Aires. Su primer obispo fue el salesiano Nicolás Esandi, desde el 13 de septiembre de 1934 hasta el 29 de agosto de 1948, cuando falleció.
[20] Esta imagen fue relatada por Héctor Guidi, óptico de Viedma, quien recuerda las visitas de Artémides Zatti a su papá farmacéutico.
[21] Cuenta Entraigas (1960) que los vecinos sabían que cuando Artémides se ponía el sombrero y cruzaba la plaza, era que iba al banco a pedir préstamos para solventar los gastos del Hospital. El banco al que concurría Zatti es la sucursal de Viedma del Banco Nación en Calles 25 de Mayo y San Martín. Es un edificio de arquitectura neoclásica construido en 1927; aunque la primera sucursal funcionó en Alsina y 25 de Mayo desde abril de 1909. Entraigas cuenta que Zatti era el cliente número 226 del Banco de la Nación Argentina. Al presidente de la sucursal le llamaron la atención por haberle dado tantos créditos a Zatti, por lo cual, responde: “Negar esos acuerdos hubiera sido negar la vida a los desheredados de la fortuna, los que carentes de recursos acuden al Hospital, donde son recibidos con los mejores sentimientos humanitarios y sin ningún interés de lucro… el Administrador carece de responsabilidad material, pero en cambio, le sobra la moral, tan respetable o más que la anterior…” (p. 149).
[22] Cuenta Noriega que: “La participación de Zatti en la vida del Círculo Católico de obreros presenta una casi inédita imagen de santo que jugaba a las bochas, a las cartas y al ajedrez; que organizaba las giras turísticas, que era un pacificador y, siempre –y sobre todo– un apóstol” (1997, p. 223).
[23] El antiguo templo de Viedma quedó deteriorado por la inundación de 1899. Fue la única construcción de la manzana histórica en ser derribada después de la catástrofe. En el mismo terreno se construyó el templo actual, diseñado por Ernesto Vespignani. Es una de las primeras construcciones de este arquitecto en la Patagonia. Se destaca su fachada de ladrillo a la vista en estilo renacentista italiano y sus torres mirador.
[24] Ubicada en el actual Boulevard Ituzaingó de la ciudad de Viedma y a una cuadra del río. En la primera mitad del siglo XX era zona de quintas, donde se cultivaban variedad de frutas y verduras, se criaban vacas y había un tambo. De esta quinta se proveían los alimentos diarios para los enfermos del hospital, los alumnos y pupilos de los colegios salesianos, los novicios y sacerdotes que vivían allí y algún poblador que lo necesitara.
[25] “En el lento rodar de su bicicleta había tiempo para todo: el saludo afectuoso, la palabra cordial, el consejo mesurado, alguna indicación terapéutica, la ayuda espontánea y desinteresada: sus amplios bolsillos estaban siempre repletos de medicamentos que distribuía a manos llenas entre los necesitados”. Discurso pronunciado por el Sr. presidente de la comisión pro-homenaje a Don Artémides Zatti, Dr. Fernando E. Molinari, en el acto de la bendición e inauguración del monumento a este benemérito salesiano. En: “Artémides Zatti, apóstol de la caridad”. Viedma, 1957.
[26] Datos obtenidos de una entrevista realizada a Mario Cévoli sobre la Familia Marchesotti. (M. Cévoli, comunicación personal, 1 de marzo de 2023).
[27] Enriqueta, Catalina y Blanca Marchesotti (las dos primeras, tías y la tercera, sobrina), y Pascual y Ciro Marchesotti (tío y sobrino).
[28] Publicada en: Comarca Viedma-Patagones: un viaje al pasado. (1 de octubre de 2019) Mario Cévoli [Grupo de Facebook]. Facebook. Recuperado el 20 de febrero de 2023.
https://www.facebook.com/photo/?fbid=194715138192992&set=pcb.526884081211327
[29] María Gladys Vega, Luis Morales, Claudia García, María Del Carmen Chahér y Enrique Camino en Comarca Viedma-Patagones: un viaje al pasado. (17 de junio de 2019) Mary Campisi. [Grupo de Facebook]. Facebook. Recuperado el 16 de febrero de 2023.
https://www.facebook.com/groups/410200276213042/permalink/467646733801729/
[30] El salesiano Raúl Entraigas fue historiador y primer biógrafo de Artémides Zatti. Llevó a cabo la primera recopilación documental e investigación histórica sobre el santo.
[31] Zatti viajó a La Plata a fines de mayo de 1917, concretamente al Ministerio de Obras Públicas, hoy Ministerio de Salud, para tramitar su licencia de “idóneo en farmacia”; allí estuvo no más de una semana.
[32] En 1934, Artémides Zatti viaja a Roma para asistir a la canonización de Don Bosco, vestido con un traje prestado por el Dr. Harosteguy.
[33] Agencia Informativa Católica Argentina. (28 de julio de 2022). Próximo a ser canonizado por el papa Francisco, los restos mortales de "El pariente de todos los pobres" se depositaron en una urna en la parroquia Don Bosco de Viedma. https://aica.org/noticia-fueron-reubicados-los-restos-mortales-de-artemides-zatti
[34] Corto Documental: Martín Marín (2023): “Creí, prometí, sané. Artémides Zatti, Santo”.
[35] Es una obra del escultor argentino Luis Perlotti. La idea surgió en el Club Social Viedma, a partir de la Comisión Pro Homenaje a Don Zatti, que entre sus integrantes hubo quienes lo conocieron personalmente. Una réplica de esa escultura se encuentra en el Museo Salesiano de la ciudad de Viedma.
[36] La obra fue realizada por Alejandro Santana a pedido del padre Lucio Sabatti, por entonces párroco del templo Don Bosco en esta capital. El arquitecto Santana es también el autor del Vía Crucis en altorrelieve de la Catedral de Bariloche, del Santuario Nuestra Señora de las Nieves, del Vía Christi y el Kultrun, la capilla donde yacen los restos de Ceferino, en Junín de los Andes. La obra de Santana en la Patagonia logró también hacer de Junín de los Andes una ciudad con destino de turismo religioso. El autor busca desde una mirada “intercultural” plasmar el mensaje de la vida de Jesús desde una interpretación en línea con las enseñanzas posconciliares y posconferencias episcopales latinoamericanas.