Chronica, Vol. 3, Núm. 3, enero-diciembre 2024, ISSN 2953-3376, pp. 10-29

 

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Evangelización y política en Malvinas. Convivencias religiosas en el inicio de siglo (1900-1914)

 

 

Evangelization and politics in Falklands. Religious coexistence at the beginning of the century (1900-1914)

 

 

 

Francisco Nicolás Novas Lo Coco

Facultad de Filosofía y Letras – Universidad de Buenos Aires

francisconovas@live.com

 

 

Profesor de Enseñanza Media y Superior en Historia (FFyL-UBA). Adscripto de la materia Historia Argentina II 1862-1916 (cátedra Belini FFyL-UBA). Maestrando en Magister en Historia Argentina y Latinoamericana (FFyL-UBA).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Resumen

Hacia fines del siglo XIX las travesías salesianas y las anglicanas, en pos de misionar en territorios patagónicos, signaron un clima de época en el afán de educar y atribuirse un papel civilizador, que incluso llegó a las islas Malvinas. El siguiente trabajo explora la planificación y la cotidianeidad salesiana, en un territorio en disputa entre Argentina y Reino Unido, en diálogo con la vertiente protestante y el gobierno colonial de Malvinas. La hipótesis será demostrar cómo las islas del Atlántico Sur fueron un espacio más de tensiones religiosas y educativas, en un contexto global que las impulsó.

 

 

 

Palabras clave

 

Malvinas

Salesianos

Kelpers

Religión

Anglicanos

 

 

 

Abstract

Towards the end of the 19th century, the salesian and anglican voyages, in pursuit of missionary work in Patagonian territories, marked a period climate in the desire to educate and attribute a civilizing role, which even reached the Falklands Islands. The following work explores salesian planning and daily life, in a territory in dispute between Argentina and the United Kingdom, in dialogue with the Protestant side and the colonial government of the Falklands. The hypothesis will be to demonstrate how the South Atlantic islands were another space of religious and educational tensions, in a global context that promoted them.

 

 

Keywords

 

Falklands Salesians

Falklanders

Religion

Anglicans

 

 

 

Recibido: 18/1/2024 - Aceptado: 3/6/2024

 

*

 

 

 

 

 

Evangelización y política en Malvinas. Convivencias religiosas en el inicio de siglo (1900-1914)

 

 

1. Introducción

Hacia la década de 1880, en Argentina, los temas en torno a la laicidad y el rol ocupado por el Estado comenzaron a tener preponderancia en la agenda política. Las llamadas leyes laicas: Ley de Educación Común para los territorios de jurisdicción federal y de Registro Civil de las personas (1884), y la Ley de Matrimonio Civil (1888) impactaron en los vínculos entre la Santa Sede y el Estado argentino. Ello presentó fricciones que con los años mermó su intensidad, conformándose un pacto laico entre Iglesia y Estado (Di Stefano, 2020, p. 58).

Para entonces, sistema educativo y despliegue científico se presentaron como plataformas desde donde Estado e Iglesia intervinieron activamente. La institución escolar había emergido con un sentido disciplinador, pero también misional, que buscaba inculcar un nuevo mensaje: el amor a la escuela, la ciencia y la patria (Rodríguez, 2016, p. 3). Para entonces, una de las congregaciones religiosas que comenzó a operar en Argentina fue la de los salesianos. Tras su desembarco en el país, halló un campo complejo en el cual desplegar sus intenciones, sorteando los obstáculos presentados por el roquismo que, una vez resueltos, permitieron el fondeo en las islas Malvinas. De este modo, el interrogante que surge es por qué la congregación salesiana se lanzó a esta campaña y qué metas pretendía cumplir en la Patagonia y puntualmente en el archipiélago malvinense.

El presente artículo tiene como objetivo evaluar el despliegue salesiano en Malvinas e indagar sobre la cotidianeidad e intereses que se presentaron en esta coyuntura, tanto para la congregación oriunda de Turín como para los habitantes de las islas. El asunto de la soberanía, si bien será reseñado,[1] no será el principal, ya que observaremos los problemas de tipo cultural y político que acarreó la religión: el sistema educativo, las disputas globales entre las cúpulas religiosas (anglicanismo y catolicismo), y el rol de la Santa Sede, los cuales inauguran otras discusiones alrededor de Malvinas.

El corte propuesto en este trabajo se debe a la aparición cada vez más constante de misivas relacionadas al despliegue educativo y científico en Malvinas, ubicadas en el Archivo Salesiano (ARS) CABA (1889-1952); y cierra con los eventos de la Batalla de Malvinas de 1914 en el marco de la 1° Guerra Mundial, donde se visualizan caracteres particulares en torno a las convivencias y vínculos religiosos, y como punto inflexivo y crítico que debieron afrontar los salesianos. Teóricamente partiré de la necesidad de comprender los flujos y lazos religiosos a escalas transnacionales (Lida, 2021), y de intereses científicos y educativos que sobrepasaron el conflicto de soberanía entre Argentina y Reino Unido. El rol civilizador que inculcaron las congregaciones y órdenes religiosas fungió como eje de discusión que transitó otros andariveles distintos que la disputa iniciada en 1833 (Nicoletti, 1999a; Seiguer, 2006).

A modo de hipótesis, se sostiene que las islas del Atlántico Sur fueron un espacio más de tensiones religiosas y educativas entre diversas congregaciones religiosas. Si los procesos de evangelización tuvieron fuerte impacto en la Patagonia argentina, Malvinas no quedó exenta y las internas entre el catolicismo y el protestantismo, comunes en otras partes del globo, también impactaron aquí. Asimismo, las carencias de las estructuras gubernamentales (tanto del Estado argentino como del gobierno colonial) dieron cauce a estas instituciones religiosas que debieron planificar y organizarse para concretar eficientemente sus objetivos.

2.    Antecedentes y contexto religioso en Argentina

Hacia el tercer tercio del siglo XIX, bajo los impulsos de la segunda Revolución Industrial, los avances de la modernización, la inmigración de masas, la expansión del comercio internacional y la secularización de las sociedades, el catolicismo –argentino– emprendió un proceso de aggiornamiento de sus bases estructurales e institucionales. La creación del arzobispado de Buenos Aires en 1865, la convocatoria al Concilio Vaticano I en 1869, la celebración del jubileo de Pío IX en 1871, la bendición del Papa al arzobispado en 1876, entre otros elementos, dispusieron a los obispos argentinos a fortalecer vínculos con el catolicismo europeo y el Sumo Pontífice, para elevar el nivel moral e intelectual de sus devotos (Lida, 2015).

La llegada de la congregación salesiana a la Argentina se inscribe dentro de este contexto por europeizar[2] al catolicismo nacional, y por su rol civilizador y la capacidad de suplantar al Estado en lugares donde este no podía llegar. La expansión sobre la frontera a partir del exterminio indígena, materializada por Roca, había abierto una serie de vacantes donde la fe buscó intervenir. Evangelizar y educar a las poblaciones originarias fueron alicientes en los que la religión se afianzó y sostuvo, contribuyendo a suplir demandas insatisfechas por el Estado. Fortalecida esta capacidad operativa, los salesianos planificaron y tejieron redes de asentamiento, logrando el posterior puente a Malvinas.

Las relaciones entre catolicismo y roquismo fueron fluctuantes. Si bien los salesianos hallaron alternativas para desenvolverse, las tensiones entre el Partido Autonomista Nacional (PAN) y la Santa Sede, a partir de la implementación de la educación laica, el recorte de las atribuciones de los tribunales eclesiásticos, el matrimonio civil, las restricciones a las peregrinaciones públicas y el discurso regeneracionista basado en el progreso material, chocaron frente a las pretensiones católicas (Lida, 2015, p. 28). Esto incluso conllevó a la expulsión del delegado apostólico Luis Matera de la Santa Sede en 1884, dejando sin relaciones formales a Argentina con el Vaticano.

Pero, tal como ha expuesto la bibliografía especializada, (Lida, 2015; Seiguer, 2015; Di Stefano, 2020) el catolicismo y el Estado argentino trazaron bases y puntos de acuerdo en los que trabajaron articuladamente. Con el segundo mandato de Roca, se forjó un pacto laico donde se recompusieron las relaciones con el Vaticano y se rechazó en el Parlamento el proyecto de ley de divorcio. Asimismo, el fenómeno inmigratorio había impactado en la demografía argentina. El 85% de los inmigrantes provenían de países católicos, y esto obligaba al Estado a redireccionar sus vínculos con la fe, dado su interés en proyectar una identidad nacional y fortalecer el sentimiento de argentinidad hacia estos extranjeros (Di Stefano, 2020).

Estado e Iglesia no podían prescindir de una mutua colaboración para perseguir sus metas. Argentina era un país escasamente poblado y su presencia gubernamental despareja, lo que producía obstáculos para proveer servicios educativos y sanitarios. Del mismo modo, la Iglesia requería de los gobiernos partidas económicas, apoyos provinciales y seguridad jurídica (Nicoletti, 1999a, p. 33; Di Stefano, 2020, p. 67). Los salesianos realizaron acciones para las cuales el Estado estaba siendo incapaz, pero amparándose en él sin verse intervenido, creando sus propias estructuras educativas y ocupando vacancias en un contexto que las requería. Esto también se puede apreciar en el caso de Malvinas, en tanto que el gobierno colonial no podía resolver demandas que los salesianos sí, como veremos más adelante.

El objetivo de la congregación fue que a partir de la expansión de la frontera patagónica se trabaje con indígenas, y juventudes pobres y abandonadas. La meta era evangelizar la Patagonia con dos mecanismos: la educación de niños con el método pedagógico del sistema preventivo; y la formación de un clero aborigen, penetrando en la sociedad para evangelizarla (Rodríguez, 2016, p. 5; Junquera, 2019, p. 599). Para ello, se valieron de una planificación territorial basada en la permanencia y la itinerancia. Los establecimientos edificados ‒colegios, hospitales, orfanatos‒ actuaron como centros desde donde se actuó permanentemente; y la evangelización constó en formar reducciones o misiones como las jesuíticas, destinadas a la residencia estable de comunidades nativas, que tenían como fin modificar sus hábitos de vida y costumbres mediante la catequización, educación y enseñanza de oficios. Asimismo, desde estos centros se irradiaban misiones itinerantes que recorrían el territorio para evangelizar, impartir sacramentos y educar (Junquera, 2019).

Lo territorial, por ende, adquirió relevancia en tanto espacio geográfico dominado y ocupado por agentes con capacidad de transformarlo. Si los debates de época enfatizaban en la necesidad del Estado por fortalecer sus límites fronterizos en el afán de robustecer su identidad nacional, lo cierto es que actores como la Iglesia guardaban intereses similares (Nicoletti, 1999a, p. 31; Junquera, 2019, p. 602). Esto se resume en la formación del Vicariato Apostólico[3] y la Prefectura Apostólica (1882), las cuales definieron una estructura jerárquica y un ordenamiento institucional. La Prefectura estuvo al mando de José Fagnano, y abarcaba los territorios de Santa Cruz, Tierra del Fuego, islas Malvinas, Magallanes (del sector chileno), y su sede de Punta Arenas (Nicoletti, 1999a, p.34). De este modo, Malvinas se constituyó como un territorio donde se ejerció la práctica permanente de evangelización, a partir de la creación de una escuela, el asentamiento regular de integrantes de la congregación y la posibilidad de tener una iglesia desde la cual misionar. El objetivo era la presencia territorial y el mantenimiento de un grupo católico en los confines del Atlántico Sur (Nicoletti,1999b, p. 222). Sin embargo, el Vicariato y la Prefectura no fueron reconocidos como oficiales por el gobierno argentino (Nicoletti, 1999a, p. 34).

En este aspecto, Argentina fungió como base de operaciones de los salesianos para expandir sus actividades en la región, pero no contribuyó con ellos para que desembarquen en Malvinas. En efecto, la administración del PAN no apeló a esta herramienta para ejercer presión, contraponerse a tradiciones kelpers o precisar una política diplomático-religiosa que fortaleciera la presencia nacional y arrogarse el depósito de soberanía.[4] La disociación entre Estado argentino y salesianos en la disputa de soberanía, les dio una agencia a estos últimos que transitó intereses de corte religioso diferentes a los que podía tener Argentina en su reclamo con Reino Unido. En este punto, evangelizar y misionar fueron las inclinaciones principales de la congregación turinesa.

3.    Malvinas en las redes transnacionales de la religión

Así como el catolicismo atravesaba un proceso de reestructuración, el protestantismo británico también. El siglo XIX fue un período ambicioso para feligreses anglicanos que buscaban predicar la verdad alrededor del globo. Estos sacerdotes, atravesados por la modernidad, querían llevar la civilización occidental a los puntos más recónditos del mapa, contando con un resorte importante para el arribo religioso: sus ocupaciones coloniales. Intereses eclesiales, estatales, privados, comerciales, industriales, se vieron motivados por este ciclo de exploraciones territoriales para inculcar los valores europeos (Seiguer, 2006, p. 62).

En esta carrera religiosa, los anglicanos habían creado para 1844 la Patagonian Missionary Society, rebautizada en 1864 como South American Missionary Society, y en 1869 se creó la diócesis de las islas Malvinas[5] nombrándose a Thomas Bridges[6] como superintendente de la misión en Ushuaia (Seiguer, 2006, p. 69). Si bien la preocupación de los anglicanos transitaba por la evangelización de los indígenas patagónicos, Malvinas –la isla Keppel principalmente– fue sede de operaciones para el accionar religioso. Desde Keppel se hacían viajes de reconocimiento e invitaba a los indígenas a vivir un tiempo para la enseñanza del idioma y costumbres. El obispado sudamericano, para los anglicanos, si bien buscó desplegarse alrededor del continente, la ubicación de su sede obispal era el archipiélago malvinense, siendo un obstáculo ‒dada la dificultad para trasladarse‒ lograr acceso informativo; y porque la diócesis contenía una escasa feligresía (Seiguer, 2018, pp. 51-52).

En este contexto de transnacionalización religiosa y modernización institucional, anglicanos y católicos vieron en el trabajo, la educación, la vida ascética y el servicio, los medios para formar un hombre moderno que estaba emergiendo en las ciudades. De acuerdo a los casos, no se trataba de convertir o aplicar prácticas coercitivas a los indígenas o a los no devotos, sino mostrar, a partir del ejemplo, las bondades que daba la religión a la vida familiar y a la prosperidad de los poblados. El proyecto protestante estaba filiado a una inclinación más capitalista, de lucro privado y en pos de convertirse en estancieros. Contrariamente, el modelo católico buscaba desplegar reducciones concentrando a los indígenas de las distintas tribus, forzados a dejar el nomadismo e ingresar a un esquema de trabajo regular a cargo de misioneros salesianos (Seiguer, 2006, p. 88). Asimismo, los salesianos privilegiaron la guía del director y asistentes que, con persuasión, necesitaban que los estudiantes no cometan faltas, por lo que se inculcaba el amor al trabajo, la frecuencia sacramental y el respeto a las autoridades (Rodríguez, 2016, p. 6).

Estas discusiones culturales y religiosas se hicieron presentes en Puerto Stanley. El desembarco salesiano en Malvinas[7] se contrapuso a valores locales generando un rechazo que buscó ser revertido a partir del espíritu misional: “en este pueblo no se hace ninguna fiesta excepto los domingos: trabajan siempre, tanto los protestantes como los católicos. Estos últimos están obligados, si no, pierden el trabajo. En general los cristianos resultan oprimidos por el mayor número de protestantes”.[8] La convivencia entre las partes resultó posible pero desafiante. La competencia que se libró en Malvinas alrededor de quién cumplía mejor su rol sacramental y modernizador no estuvo exento de incomodidades e intereses de la época.

Patricio O’Grady, sacerdote salesiano residente en las islas, escribía al Padre Inspector:

procuraré contribuir mi humilde parte a la ‘Exposición de las Misiones’ … En este lugar, particularmente desierto, muy limitado es el número de los objetos que puedo enviar para la Exposición … haré lo posible para transmitir: 1) una colección de huevos de aves, 2) pieles de pájaros para rellenar, 3) una muestra del combustible que se usa aquí – sin el cual la existencia humana en estas regiones sería imposible, 4) una colección de las diferentes clases de algas marinas, 5)  un álbum de vistas photográficas [sic] de las islas junto con la storia [sic] muy interesante de las Malvinas, sus habitantes, establecimientos, industrias, fauna, flora, curiosidades, etc, 6) fotografía de la capilla.[9]

 

La misiva expone los avances en torno al conocimiento, coincidiendo con aquellos que también perseguían las instituciones seculares y los anglicanos. La disyuntiva era quién vehiculizaba dichos avances. O’Grady concluye su carta mencionando “Este es mi proyecto y Dios quiera que pueda realizarlo (…) no dudo que las muestras de las Malvinas ocuparían un lugar bastante importante en la proyectada”.[10] En este rol educativo, el padre Migone[11] expresaba con júbilo que “durante el año 1901 asistieron a la escuela 34 niños y 34 niñas, en 1902 33 niños y 36 niñas y así sucesivamente” (Migone, 1980, p. 104). Asimismo, haber inaugurado el primer cine, instalar una usina eléctrica y un observatorio meteorológico (Canclini, 2000, p. 278), corporiza la exposición de logros científicos que cada grupo pretendía exhibir en un lugar como Malvinas.

La Falkland Islands Magazine (FIM) –de inclinación católica– celebró la instalación del cine: “felicitamos sinceramente al Padre Migone por su gran valor e iniciativa al instalar la luz eléctrica en St. Iglesia y Escuelas de María. Ha sido un gran activo para su cinematógrafo y es un gran éxito”.[12] La revista local interpretaba desde distintas facetas la importancia del cine y la usina eléctrica. La primera era el desarrollo y el progreso que comportaba, pero también evaluaba la importancia de los fondos y la necesaria unidad de los pobladores:

Gracias a la amable generosidad del Padre Migone, las ganancias del Cinematograph Entertainment del sábado por la noche el 25 de octubre se destinaron a nuestros propios fondos de la Iglesia. La cantidad ascendió a £3-5-0. Si el espíritu de caridad práctica y ayuda se mostrara más en el Viejo País, contribuiría en gran medida a mitigar las luchas sectarias y a promover esa gran Unidad por la que todos oramos y anhelamos.[13]

 

Malvinas de este modo, implicó dos cuestiones: la primera, un centro de divergencias religiosas que no siempre armonizó bien y compitió por el despliegue y logros educativos y religiosos que cada actor pudiera mostrar; la segunda, su importancia geoestratégica que ‒a pesar de la distancia– guardó relación con proyectos misionales donde las islas fueron un centro para operar e irradiar campañas de evangelización.

4. Entre el anglicanismo y la vida diaria

Los vínculos entre salesianos, kelpers y autoridades coloniales requirieron de una construcción permanente. Si bien la población se mantuvo distante frente al recibimiento de las Hermanas,[14] paulatinamente se construyeron redes sociales más profundas. Para ello resulta útil el concepto de disputa pasiva, en tanto que, si bien coexistían tensiones y divergencias, ellas no desembocaban en un accionar violento, expulsivo o persecutorio de un sector sobre el otro. Así, el feedback entre las Hermanas[15] y el gobernador[16] comenzó a ser regular: visitas y encuentros, constituyeron instancias donde debían calibrarse intenciones para evitar desavenencias religiosas, convergiendo en una armónica convivencia y anuencia de prácticas culturales y educativas que debían ser recibidas por las autoridades y la comunidad. La realización de misas, oratorios festivos, exequias, comuniones, bautismos,[17] evaluaciones,[18] visitas a familias y autoridades, actividades lúdicas[19], entre otras prácticas,[20] constituyeron una hoja de ruta en estos escarceos (Fernández, 2023, p. 93)

Tuvimos la visita del Señor Gobernador. Visitó la casa, las clases y demostró mucha satisfacción por nuestro trabajo, nos animó en la difícil obra de la disciplina moral y religiosa. Nosotras vemos día tras día un sensible progreso … en ciertas cosas eran casi peores que los Salvajes.[21]

 

Hemos enviado al Señor Gobernador una carta oficial para invitarlo a venir a inaugurar nuestro bazar a la que respondió aceptando. En esta población no se hace nada sin el Gobernador, por eso es necesario que lo invitemos aun sin querer hacerlo.[22]

 

Otra actividad particular fue

Llevamos a las niñas a un paseo campestre, cosa que gustó y fue aprobada por toda la población … debemos estar bien atentas antes de obrar [y] consultar a alguna persona de confianza y católica para ver si lo que pensamos hacer podrá ser del agrado de la gente.[23]

 

 Estas relaciones, pendulantes y en constante acomodamiento, resultan significativas para observar las vicisitudes religiosas y las tensiones, a pesar de ser un territorio de aproximadamente 2300 habitantes. Si el asunto de soberanía es una cuestión abordada en el caso Malvinas, lo cierto es que la disputa religiosa en el cambio de siglo fue un tema complejo para resolver

Como la religión protestante es la del Estado, no podemos festejar públicamente los días de fiesta entre semana … tratamos de hacerlo poco a poco. Los católicos de aquí tienen mucha ignorancia en cosas de religión porque casi todos nacieron y crecieron en el campo.[24]

 

La combinación de cuestiones como los controles gubernamentales, el dominio protestante, y la presunta ignorancia del sector rural,[25] abrió disputas y estigmas en los que la religión se vio atravesada. En sintonía, María Ussher escribía a Tomás Ussher

este es un lugar miserable para un sacerdote, tienen personas tan extrañas con las que tratar para nosotros, no es tan malo porque no estamos solos y además tenemos muy poco que ver con la gente. Los católicos aquí entienden la religión a su manera, tal como les conviene. Hacemos todo lo posible para instruir a los niños y creo que eso es todo lo bueno que se puede hacer aquí.[26]

 

La necesidad de preservar vínculos con una población reducida, requería consensos para soslayar situaciones que desencadenasen conflictos en otros espacios geográficos. Las iglesias locales no se vinculaban únicamente con su polo de conducción –en este caso el Vaticano– sino también con actores que atravesaban horizontalmente a la Iglesia como institución universal –como los anglicanos– debiendo estrechar lazos y convivir en esferas paralelas (Lida, 2021, p. 163)

hay muchos protestantes, son todos ingleses, el Gobernador también … tienen sus propias costumbres y debemos estar bien atentas antes de obrar. Siempre debemos consultar a alguna persona de confianza y católica para ver si lo que pensamos hacer podrá ser del agrado de la gente, si no, nos echarán de aquí.[27]

 

Un evento importante en estos vínculos fueron las celebraciones imperiales alrededor de la figura regia y autoridades coloniales

Tuvimos un concierto aquí el 21 de junio, de la Coronación de los Reyes, este es el tipo de fiesta que podemos tener aquí. Te envío el programa, salió bastante bien y la gente parecía contenta. Le escribimos al gobernador y, por supuesto, estuvo encantado de venir para ver y hacerse una idea de lo que estamos haciendo. No creo que esté muy contento de tenernos aquí en Stanley, aunque hace símiles y todo eso siempre que nos reunimos con él … Hasta ahora, gracias a Dios, las cosas van bien … Los niños católicos, unos 40, asisten regularmente al catecismo los domingos, algunos han hecho la primera comunión y otros se están preparando para hacerla.[28]

 

Otro evento similar se produce al año siguiente

es un gran Consuelo saber que en algunos lugares hay preparativos para la fiesta de María Auxiliadora aquí podemos hacer muy poco, debemos prepararnos para el 'Día del Imperio' y todo ese tipo de cosas, pero hay muy poco entusiasmo por la fiesta de la Santísima Virgen. Tuvimos nuestro concierto el día 25. Todo salió bien, en general la gente estaba contenta. Estuvieron presentes el gobernador y la señora lo que lo hizo más importante.[29]

 

Las celebraciones coloniales son útiles de considerar, porque ‒si bien protagonistas como Migone, Fagnano, entre otros salesianos reconocieron la soberanía argentina‒ la participación de la congregación en estas fiestas y la entidad otorgada implicaron que la feligresía se moviera bajo motivos religiosos y no patrióticos. La preminencia de los vínculos entablados indica que había un mayor interés por sostener la empatía religiosa que en refrendar el reclamo de soberanía; y porque, al mismo tiempo, no se había gestado una política diplomático-religiosa que pretendiera dirimir la controversia.

Otro cruce interesante involucra a la prensa. Allí María Ussher comenta

El Herald tiene un corresponsal aquí, que es protestante … es muy buen amigo del Padre Migone y de las Hermanas, pero el Editor del Herald siempre omite … cualquier cosa que diga sobre la escuela St Marys. El mes pasado, el obispo protestante estuvo aquí durante quince días, parece temer que hagamos más de lo que ellos hacen, ampliamos nuestra aula y montamos un nuevo escenario, en noviembre el obispo vino a verlo, luego dio dinero y órdenes para que se hicieran mejoras en su salón parroquial, así que el decano está trabajando duro, también tiene una persona que le ayuda y ambos están llenos de celo. Tenemos la intención de abrir la escuela el 3 de febrero. Ya comenzaron en la escuela gubernamental.[30]

 

Evidentemente el conflicto religioso vuelve a presentarse y esa competencia por mensurar qué actor despliega mejor su tarea educativa, misional y servicial confronta. Pero los conflictos no fueron únicamente entre religiones divergentes. La organización salesiana implicó esfuerzos que Migone como prefecto debió abordar y que ante su estado de salud se dificultaban. Monseñor Fagnano menciona que los varones que iban con él a la escuela debieron ir con las Hermanas; se trataba de “doce varones católicos en su mayoría chicos –y veintidós niñas católicas y cincuenta y dos niños y niñas hijos de disidentes– divididos en cuatro secciones entre Margarita Scally, Rosa Veneroni, María Rodas y María Ussher”.[31]

María Ussher ‒pieza clave en la organización salesiana por sus conocimientos en inglés, dirección de la escuela, enseñanza y empleo de oficios‒ poseyó un rol significativo. Ello lo atestigua un intercambio epistolar entre Migone y Tomás Ussher

Yo aconsejé a su hermana que aguardara aquí hasta que yo pudiera consultar a la Superiora … – Por allá no tienen idea de las necesidades de esta misión y creen que cualquier hermana puede estar al frente de la casa como si se tratara de un país de habla española – todo estaría muy bien si las hermanas no tuvieran que dar clase – Debido a la falta de personal adecuado este año se han visto en la necesidad de despachar las niñas mayores – si su hermana se ausentara se verían en la necesidad de despachar unas treinta niñas pequeñas que ella tiene a su cargo y que no pueden ser atendidas por ninguna de las otras hermanas … si no pueden atender debidamente al colegio más conviene cerrarlo antes que las circunstancias obliguen a cerrarlo por fuerza.[32]

 

En este sentido, y dado que se pretendía trasladar a María a la sección de Punta Arenas, Migone como responsable en Malvinas solicitaba un reemplazo capaz de afrontar los desafíos que proponía la campaña malvinense, tales como saber inglés, responsabilizarse por los niños, y poseer la habilidad para manejarse en un territorio híbrido en materia religiosa. En este aspecto, la interna salesiana tensionó al momento de definir a qué misión destinarle más recursos o cómo disputarlos

Yo no estoy dispuesto a ceder tan fácilmente – y si ahora se proponen destruir sin más una obra que nos costó tanto iniciar … supongo enviarán a otro sacerdote que se haga cargo de la misión.[33]

 

María le escribía a su hermano

La Hermana Inspectora me ha llamado dos veces para ir a Punta Arenas … Migone se opuso mucho así que por supuesto no lo hice … Al verse superado en este lugar, dice que de ninguna manera voy a ir hasta que envíen a otra hermana en mi lugar, al menos hasta que las Superioras vengan a ver por sí mismas cómo están las cosas.[34]

           

La práctica permanente de evangelización confirió a los salesianos un despliegue que requirió de consensos permanentes con kelpers y autoridades. Las limitaciones del gobierno colonial por educar a parte de su población, o responder a las demandas de aquellos pobladores católicos, permitió a los salesianos tener un rol activo. La dificultad estribó en las internas de la congregación que, a pesar de cierta planificación, obstaculizaron un normal engranaje. Sostener la feligresía en el archipiélago presentó complicaciones que obturaron una mayor eficacia frente a la competencia educativa y misional contra los anglicanos que, si bien pudo extenderse en el tiempo, necesitó diversas estrategias para lograrlo.

5. Clima de guerra

Iniciada la 1GM, los motivos de las correspondencias se modifican. En Malvinas el impacto fue evidente y las posibilidades de ser un escenario de guerra generaron diversas impresiones

Con la cuestión de la guerra europea, nos hallamos aislados ... Los vapores que traían el correo han suspendido las salidas y las noticias semanales y lacónicas que recibimos semanalmente por el telégrafo sin hilos, están muy lejos de satisfacer en estos momentos de ansiedad general … ¿Cuándo volveré a recibir diarios ahora?[35]

 

Misiva posterior, el 4 de diciembre, a cuatro días de la Batalla de Malvinas, Migone menciona “la adquisición de mercaderías se torna cada día más difícil, y si la guerra continúa no dudo que tiempo llegará en que nos encontremos en apuros”.[36] La Batalla implicó que los ingleses fortalecieran la base Malvinas, frente a la hipótesis de continuidad del conflicto. Sobre ello Migone mencionaba “la colonia ha aumentado de golpe casi en doscientas almas. Son estos oficiales y obreros ingleses que han sido enviados aquí por el Almirantazgo con el objeto de construir una estación monstruo de telégrafo sin hilos”.[37] Posteriormente, escribe a Tomás Ussher

Creerá ud. Que es el único salesiano que me escribe? En Punta Arenas parece que no tuviéramos hermanos; es inútil que yo insista en escribir; nadie contesta les estoy enviando con cortos intervalos remesas de films de regalo, y ni siquiera se toman el trabajo de acusar recibo.[38]

 

Evidentemente los conflictos al interior de la congregación, descritos en el apartado anterior, proseguían. Asimismo, sobre la cotidianeidad isleña declara “todo lo demás bien a pesar de la guerra. La gente aquí está constantemente de baile; parece que el luto de Inglaterra en las actuales circunstancias les fuera completamente indiferente”.[39] Migone definirá 1914 como el año terrible (1980, p. 113). Esa lectura pesimista de la guerra se engarzaba con que Migone y las Hermanas habían sido nombrados por la Cruz Roja para realizar tareas de cuidado, lo que implicaba esfuerzos y responsabilidades (Nicoletti, 1999b, p. 219), y con una situación bélica que ‒mientras los isleños veían con júbilo para el fortalecimiento de su identidad y localismo‒ ellos, como congregación religiosa y provenientes de países neutrales durante los acontecimientos, canalizaron negativamente ante los riesgos y vicisitudes que una guerra mundial podía generar.

6. Conclusiones

En Malvinas, para este período, se abrió una disputa pasiva por el dominio religioso. Si bien no hubo graves conflictos o de alta intensidad, tanto anglicanos como católicos misionaron y desplegaron actividades que entraron en tensión. La imposibilidad británica de negar el acceso salesiano, en tanto podía detonar un conflicto con la Santa Sede y viceversa, ofició como entramados religiosos transnacionales que proyectaron convivencias incómodas y disputas culturales; estas últimas requirieron de consensos para que no impacte en otras regiones. Incluso, las limitadas expresiones soberanistas y el reconocimiento de las fiestas regias e imperiales hicieron que los vínculos religiosos tengan una preminencia por sobre el reclamo argentino en estas relaciones.

Como segunda premisa, lo educativo y el contexto positivista atravesaron a actores que buscaron en la región patagónica y Malvinas un espacio donde disputarse los logros de la modernidad. La presencia territorial fue significativa, en tanto la actuación salesiana en sitios que el gobierno kelper no ocupaba les otorgó competitividad a la hora de disputar una carrera científica que impactó al momento de situar los progresos que la religión podía realizar y los avances que ellos como salesianos habían desplegado. 

Como tercera conclusión, el despliegue salesiano estuvo atravesado por numerosos obstáculos para su concreción. Desde su vínculo con el Estado argentino, pasando por el gobierno colonial, hasta los isleños, conformaron redes de vinculación que la congregación debió abordar diversamente. Del mismo modo, puertas adentro, los salesianos tuvieron inconvenientes para afianzar o fortalecer su permanencia en Malvinas. Ello impactó en un mejor funcionamiento o efectividad en esta campaña misional, que se vio reflejado en la 1GM, cuando emergieron aún más esas discrepancias y disconformidades operativas.

 

Fuentes

Archivo Salesiano CABA. Correspondencias 1889-1923.

Falkland Islands Magazine and Church Paper.

 


Referencias bibliográficas

1.       Canclini, A. (2000). Malvinas. Su historia en historias. Buenos Aires, Argentina: Planeta.

2.       Di Stefano, R. (2020). Religión y nación en la Argentina. La problemática construcción del mito del país católico. Rúbrica Contemporánea Universitat Autónoma de Barcelona, IX, (17), pp.57-77.

3.       Fernández, A.M. (2023). Isleñas. La crónica de las hijas de María Auxiliadora en la casa de Malvinas 1907-1942. Buenos Aires: Ediciones Don Bosco.

4.       Junquera, M.J. (2019). La organización territorial en la Patagonia: proyectos, conflictos y negociaciones. El Estado argentino y los salesianos (1880-1910). En C. Carballo y F. Flores (comps.), Geografías de lo sagrado en la contemporaneidad, (pp.597-623). Bernal, Argentina: Universidad Nacional de Quilmes.

5.       Lanús, J.A. (2015). Aquel apogeo. Política internacional argentina 1910-1939. Buenos Aires, Argentina: Editorial Biblos.

6.       Lida, M. (2015). Historia del catolicismo en Argentina entre el siglo XIX y el XX. Buenos Aires, Argentina: Siglo XXI Editores.

7.       Lida, M. (2021). La europeización del catolicismo argentino y sus transformaciones desde 1880 hasta la década de 1960. En J. R. Rodríguez Lago y N. Núñez Bargueño (eds.), Más allá de los nacionalcatolicismos (pp.153-176). Madrid, España: Sílex.

8.       Moreno, J.C. (1966). Diversas actitudes argentinas ante nuestros derechos al archipiélago. En J. L. Muñoz Azpiri, Historia Completa de las islas Malvinas Tomo III, (pp. 340-349). Buenos Aires, Argentina: Oriente

9.       Migone, M.L. (1980). 33 años de vida malvinera. Buenos Aires, Argentina: Club de Lectores.

10.   Novas, F. (2022). Entre los negociados económicos y los reclamos por Malvinas. Los gobiernos de Julio Argentino Roca y Miguel Juárez Celman en debate. Prohistoria, 38, pp. 1-25.

11.   Nicoletti, M.A. (1999a). La organización del espacio patagónico: La Iglesia y los planes de evangelización en la Patagonia desde fines del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Quinto Sol, 3, pp. 29-52.

12.   Nicoletti, M.A. (1999b). Una misión en el confín del mundo: la presencia salesiana en las islas Malvinas (1888-1942). Anuario de Historia de la iglesia, VIII, pp.215-234.

13.   Rodríguez, A.M. (2016). Las batallas por la laicidad en los territorios del sur argentino. Una disputa en torno a los colegios religiosos en la primera década del siglo XX. Andes, 27 (1), pp.1-17.

14.   Seiguer, P. (2006). ¿Son los anglicanos argentinos? Un primer debate sobre la evangelización protestante y la nación. Revista Escuela de Historia Facultad de Humanidades Universidad Nacional de Salta, 1 (5), pp.59-90.

15.   Seiguer, P. (2015). Laicidad y pluralidad religiosa temprana. Los metodistas y el Estado laico en la década de 1880. Quinto Sol, 19 (3), pp.1-22.

16.   Seiguer, P. (2018). Las dificultades de la reducción a la unidad: la construcción del poder episcopal en la Iglesia Anglicana en la Argentina (1869-1920). Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, Tercera serie, 48, pp. 48-83.



[1] Sobre la disputa de soberanía, si bien este trabajo inicia en 1900, entre 1884-1888 el PAN desplegó reclamos diplomáticos contra Reino Unido y EEUU por la recuperación de las islas (Novas, 2022). En 1904, a raíz de la presencia argentina en Antártida, la creación de la Compañía Argentina de Pesca, y la mención de las islas Orcadas por Julio Roca en su discurso presidencial (1904), el imperio británico profundizó sus políticas en la región. En febrero de 1908, el canciller Estanislao Zeballos protestó en la Convención de la Unión Postal de Roma por la inclusión de Malvinas como territorio de británico y el ministro Townley no respondió dicho reclamo. En julio de 1908, una patente del Rey Eduardo VII dictaminó la arbitraria extensión de los Falklands Islands Dependencies para justificar la pesca y la ocupación inglesa en el Atlántico Sur. En 1910, Gastón de Erhard, en un documento del Foreign Office, admite la endeblez argumental británica para la disputa de soberanía. Finalmente, en 1914, a raíz de la Batalla de Malvinas entre alemanes y británicos donde fueron victoriosos estos últimos, Argentina no se expresó oficialmente, y sólo se produjeron intercambios entre el canciller Muratore, el embajador en EEUU (Rómulo Naón), y el cónsul en Panamá (Horacio Bossi) aclarando que el último reclamo oficial fue en 1888, y que los rumores de la prensa, sobre un reclamo argentino, eran falsos. Puede decirse que, dado los vínculos entre Argentina y Reino Unido, los reclamos argentinos por Malvinas fueron de baja intensidad en el período citado (Lanús, 2015). 

[2] Lida (2021) sugiere el término europeización o transnacionalización del catolicismo ya que permiten un mayor carácter explicativo, más no el concepto de romanización, en tanto implica ceñir la importancia que tuvieron agentes de distintos países que contribuyeron a crear una imagen distinta del catolicismo para la segunda mitad del siglo XIX.

[3] Erigido en 1883, al mando del obispo Juan Cagliero. Abarcaba las provincias de Río Negro, Neuquén, Chubut y el sur de Buenos Aires. Su sede era Viedma. Las disputas con el gobierno eran tales que el Arzobispado de Buenos Aires nombró a Franco Vivaldi como párroco de Rawson, lo que desató una intrincada cuestión de superposición de poderes con el Vicariato (Nicoletti, 1999, p. 34). En 1947 el Vicariato Apostólico de Magallanes fue elevado a Diócesis y Malvinas quedó excluida dentro de esa representación. El 10 de enero de 1952 se erigió la Prefectura Apostólica de las islas Malvinas que no forma parte de la organización eclesiástica del Reino Unido ni de la Conferencia Episcopal Argentina, sino de la Santa Sede, la cual la confió desde entonces a la Congregación de los Misioneros de Mill Hill (Fernández, 2023, p. 17).

[4] Distinta fue la mirada que tiempo después les dieron ciertos grupos a estos episodios. En 1965, se celebró en Argentina el sesquicentenario del nacimiento de Don Bosco. En los afiches aparecía la leyenda “Afianzó nuestra soberanía en las Malvinas”. La interpretación otorgada era que los símbolos de la Iglesia amparaban los fueros nacionales en las islas, en tanto en el mundo español, el concepto de feligresía había estado unido al de nacionalidad (Moreno, 1966).

[5] En 1910 se crearía la Diócesis de Argentina y Sudamérica Oriental, emancipándose de la que era simplemente la Diócesis de Malvinas.

[6] Respecto del asentamiento del protestantismo en Argentina, y entrega de tierras a Thomas Bridges, el diputado católico Manuel Estrada expresaba que “lo que se ha ejecutado en Malvinas contra los derechos soberanos (…) puede ejecutarse, día más día menos, en nuestros territorios del Sud, por operaciones políticas a las cuales sirven de vanguardia esas misiones protestantes, esas misiones inglesas”. En otro pasaje expresaba “Yo sé que esta misión de Tierra del Fuego (…) es un destacamento de la misión anglicana de las islas Malvinas; y cuando tenemos ejemplos de lo que puede la política y el interés de una nación poderosa, en el mismo teatro o centro de donde se desprende estos otros destacamentos que ahora invaden el resto de los territorios del sud de la República Argentina, no necesito ser meticuloso ni quimerista para tener alarma de lo que pueda suceder en el porvenir” (Seiguer, 2006, p. 77).

[7] El arribo salesiano fue también posible gracias a la comunidad católica que habitaba en Malvinas para fines del siglo XIX. Allí predicaban en la antigua escuela del gobierno, donde realizaron una suscripción para conseguir fondos y emplazar una iglesia bajo el patrocinio de la Virgen María y la advocación de Stella Maris. Con el apoyo de Londres y el gobernador colonial George D’Arcy, lograron los fondos y el terreno (Fernández, 2023, p. 18). En 1888 Fagnano, junto con el padre Diamond viajaron a las islas e iniciaron el primer período de sacerdotes salesianos en Malvinas

[8] Crónicas de las Hermanas de María Auxiliadora (CHMA), 30 de mayo 1907, Fernández (2023).

[9] Patricio O’Grady al Padre Inspector, 23 de agosto 1900, ARS CABA.

[10] Patricio O’Grady al Padre Inspector, 23 de agosto 1900, ARS CABA.

[11] Migone fue capellán y representante salesiano en Malvinas desde 1907 a 1937.

[12] Falkland Islands Magazine and Church Paper, Septiembre N°IV Vol.XXV, 1913.

[13] Falkland Islands Magazine and Church Paper, Diciembre N°VIII Vol.XXV, 1913.

[14] “Al llegar nos sorprendió la indiferencia de la población, porque nadie nos vino a recibir” (Fernández, 2023, p. 92).

[15] Las Hermanas de María Auxiliadora operaron en Malvinas desde 1907 a 1942, entre sus labores podemos mencionar: la costurería, trabajos domésticos y labores educativas. La dirección institucional corrió por cuenta de Sor Rosa Veneroni (1907-1909), Sor María Ussher (1910-1942) y Sor Beatriz Mahon (febrero-octubre 1931). Las Hermanas argentinas que desplegaron funciones fueron María Ussher y Margarita Scally (Fernández, 2023).

[16] William Allardyce (1904-1915).

[17] Un caso singular será Agnese Lehen, protestante, que a raíz de la educación en la escuela de las Hermanas solicitó el bautismo católico. Para proceder con el ritual, se realizó un exorcismo –para conminar al demonio–. La Crónica relata “la niña se contorsionó toda como si una fuerza sobrenatural le hiciera violencia en todo el cuerpo … la directora y Sor Rosa Veneroni notaron la misma cosa. La niña está feliz y esperamos sea la salvadora de toda la familia. Antes su madre era enemiga y esquiva de los católicos, ahora es muy adepta a las Hermanas, asiste a nuestra iglesia” (Fernández, 2023, p. 139).

[18] Exámenes orales para la Escuela infantil. Examen de Trabajo para las niñas. Asistieron a los exámenes el Gobernador con su familia. El resultado superó las esperanzas de todos (Fernández, 2023, p. 103).

[19] Como loterías o bazares donde se realizaban donaciones, juegos y bailes.

[20] En 1902, el gobernador colonial concede a Migone permisos para realizar casamientos (FIM, 1905).

[21] CHMA, 14 de marzo 1907, Fernández (2023).

[22] CHMA, 19 de diciembre 1911, Fernández (2023).

[23] CHMA, 31 de enero 1908, Fernández (2023).

[24] CHMA, 19 de marzo 1908, Fernández (2023).

[25] “Fue bautizado … Stanley Pitaluga, hijo de padres protestantes, pero consintieron unánimes en que el hijo se bautizara … fruto de las misiones que da el Sacerdote católico entre los habitantes del campo”. (Fernández, 2023, p. 137)

[26] María Ussher a Tomás Ussher, 2 de octubre 1911, ARS CABA.

[27] CHMA, 31 de enero 1908, (Fernández, 2023).

[28] María Ussher a Tomás Ussher, 9 de julio 1911, ARS CABA.

[29] María Ussher a Tomás Ussher, 9 de junio 1912, ARS CABA.

[30] María Ussher a Tomás Ussher, 20 de enero 1913, ARS CABA.

[31] José Fagnano a Luis Migone, 25 de junio 1913, ARS CABA.

[32] Luis Migone a Tomás Ussher, 16 de marzo 1914, ARS CABA.

[33] Luis Migone a Tomás Ussher, 12 de abril 1914, ARS CABA.

[34] María Ussher a Tomás Ussher, 14 de abril 1914, ARS CABA.

[35] Luis Migone a Tomás Ussher, 8 de septiembre 1914, ARS CABA.

[36] Luis Migone a Tomás Ussher, 4 de diciembre 1914, ARS CABA.

[37] Luis Migone a Tomás Ussher, 21 de mayo 1915, ARS CABA.

[38] Luis Migone a Tomás Ussher, 20 de julio 1915, ARS CABA.

[39] Luis Migone a Tomás Ussher, 20 de julio 1915, ARS CABA.